-¡Hanna, despiértate ya!.
Esa es mi madre, me gustaría pensar que estoy siendo la buena hija que fui, pero ya no es así ya no puedo ser así, recuerdo que la noche en que decidí cambiar tenía la intención de seguir siendo la hija diez que querían mis padres pero olvidé ser ella, olvidé a la Hanna anterior. Me gusta la adrenalina corriendo por mis venas cuando le llevo la contraria a todo el mundo, adoro ser la líder de mi pandilla y además de eso me encanta molestar a los que ahora son como yo lo era antes. No tolero a las personas que me recuerdan la desdicha producida en mis anteriores años.
-Hoy no voy a ir al colegio, no me interesa.
-Hanna baja de una vez, estoy cansada de llevarte la corriente en todo, o te levantas o empezaré los trámites para llevarte a un internado de monjas.
Hace algunos meses mi querida madre ha estado insistiendo en que el ingreso a un sitio de esos va a ayudar a rectificar mi vida, y me pregunto: ¿Que sucedería si ella supiera lo que pasó para que decidiera cambiar?
Hace tres años era la mejor hija, amiga y novia que alguien pudiera tener (está bien, estoy exagerando un poco) pensaba en que las notas eran las que definían mi vida, mi futuro y hasta mi compañía,solía juzgar a aquellos estudiantes que no siempre tenían las notas tan altas como las mías, me vestía con la ropa más colorida y más cara de la ciudad pero eso era para ocultar la tristeza que en las noches embargaba mi corazón, constantemente pensaba en el hecho de tener muchas personas a mi alrededor pero ninguna realmente sincera, ni siquiera con James, mi novio , con el que ya llevaba un año de relación, me sentía realmente plena.
Algunas noches solía preocuparme porque mi tristeza no era normal, no podía comprender cómo era que si tenía la comodidad económica y la familia "soñada" me sintiera tan incompleta. Mi vida se resumía en libros, mi mejor amiga Julieta, mis citas con James y nuevamente los libros.
Solía contarle toda mi vida a Julie (Como le decía de cariño) pero en ocasiones me daba la impresión de que poco le importaba mi vida a ella, solo me prestaba atención cuando le explicaba las tareas o la ayudaba a estudiar para los exámenes, ni siquiera me invitaba a las fiestas que realizaba cada quince días en su casa. Ella y yo éramos polos opuestos, a ella le gustaban las fiestas, detestaba leer y amaba verse como una modelo; para mí eso era totalmente irrelevante o eso pensaba hasta que conocí a James, el chico prodigio de baloncesto del colegio. Mentiría si dijera que no me enamoré perdidamente de él en cuanto lo vi, desde hacía tres años mi amor por él era mi secreto, ni siquiera a Julie se lo había contado ya que me parecía totalmente inapropiado e imposible. Mi tarea de ocultarlo se vio estropeada una tarde en que iba caminando con Julie hacia el centro comercial para que ella comprara ropa. Ese día pasó lo que más temía, Julie me descubrió.
-Hanna, por favor, deberías dejar de usar esas gafas tan horribles, ocultan ese color extraño pero llamativo de tus ojos.
Me disponía a contestarle pero choqué contra alguien, de modo que perdí mi concentración y hasta mi dignidad ya que caí sobre mi trasero y escuché la risa histérica de Julie.
-Lo siento-Me dijo un chico al que no lograba ver bien porque mis queridas gafas estaban por ahí lejos de mí y no las encontraba.
-No te preocupes, solo por favor ayúdame a buscar mis lentes, no logro verlos.
Al colocarme los lentes no esperaba que me hubiese tropezado con nada más y nada menos que JAMES, James O'Connor, mi amor platónico por tanto tiempo. En ese momento casi muero de los nervios, creo que me puse roja como un tomate y no lograba escuchar lo que él me preguntaba.
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Y un día lo encontré.
Teen Fiction¿Qué quieren que les cuente? Mi nombre es Hanna, desde mis 16 años tenía esta sensación de tristeza y vacío que no desaparecía por más compañía que tuviera, sentía que la mayoría de personas que recurrían a mí lo hacían por mi fama de inteligencia y...