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El día de ayer fue demasiado agotador, acabé exhausto
Y no me refiero a la misión que teníamos con las armaduras.
No recordaba con exactitud que sucedió después, pero de alguna u otra manera termine dormido sobre mi cama.
Un sonido se hace presente y poco a poco comienza a hacerse más y más fuerte hasta el punto de lograr despertarme. Aún con los ojos cerrados, estiró mi mano tratando de localizar el aparato de dónde provenía aquel sonido. Cuando por fin lo hago, lo tomo con mi mano y alzó frente a mí.
Era mi celular, y una llamada entrante se reflejaba en la pantalla.
Ni si quiera me tomo la molestia de ver de quién se trataba, y sin más deslizó el marcador para atender.
-¿Dónde demonios estás?- es lo primero que escucho. -¿Tienes idea del ridículo que acabó de pasar por tu culpa?-
-¿Kassidy?- inquiero adormilado.
-Tu novia, sí.- responde con obviedad.
-¿Qué necesitas?- voy directo al grano.
-A ti.- contesta de igual modo. -¿Dónde estás?- prosigue. -Voy tarde a clase y tuve que pedirle a las chicas que vinieran conmigo.-
Giro la vista y miro el reloj de mi mesita de noche.
Mierda, ya era tarde.
-Sigo en mi casa.- respondo tranquilamente.
-¿Cómo que sigues en tu casa?- alardea. -¿Sabes que hora es?, ¿no?-
-Lo sé, lo sé.- me incorporo y tallo mis ojos con la palma de mano. -Estaré ahí en la segunda hora.-
-Ni te molestes en venir.- dice molesta. -Ya conseguiré a alguien más que sea capaz de escoltarme en el acto.-
-No es necesario.- pido. -Ya salgo para allá.- aviso.
-No te preguntaba.- afirma, y sin esperar respuesta, cuelga la llamada.
Suspiro y froto con desespero mi rostro, cayendo nuevamente sobre la cama.
Gran manera de comenzar el día.
∞
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