Parte I: Introducción a su nuevo hogar.

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Hola, este va a ser mi primer fic aquí así que espero que lo reciban con mucho amor y todos los besitos que el pequeño changkyun y jooheon se merecen;; ah

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Jooheon definitivamente no quería una mascota.

Era un rotundo no, no le importaban los pucheros ni los tirones en sus mangas que sus pequeños sobrinos hacían intentando convencerle de algo que nunca sucedería, el mayor se había entrenado para no caer ante esos lindos encantos infantiles por cinco años a pesar de estar internamente chillando a punto de ceder de lo adorables que eran.

Cuando su hermana cayó enferma no lo pensó dos veces, quería ser él quien cuidara de ese par de angelitos antes de entregárselos a cualquier otro, ni siquiera quería darle la opción a su propia madre, no, Jooheon podía con ello. Aunque trabajar en casa era sencillo y relajante por la soledad del lugar, tener a sus niños allí le llenaban el corazón de regocijo, de todas formas, podía tenerles un ojo encima todo el tiempo.

A excepción de ese pequeñísimo momento del cual se arrepentía totalmente.

En su defensa, habían salido de compras.

—¡Joohoney hyung, por favor! —Las manitas regordetas del pequeño de siete años se aferraban a su ya rígida pierna, el mayor no podía siquiera moverse porque al par se le había ocurrido sentarse en sus pies como mecanismo de defensa—. Vamos a cuidarlo bien, le cepillaremos el pelo y le daremos galletas.

—¡Y chocolate! —Jooheon alzó una ceja ante las palabras del niño de cinco años, Hoseok tomó la mano de su hermano menor y negó con la cabeza esperando que así el pequeño entendiera por fin que los animales no podían comer chocolate—. ¡No le daremos chocolate!

Había bastado con soltarles la mano por un minuto para que Hoseok viera a lo lejos un pequeño perrito sentado en una esquina al otro lado de la calle. El pobre de Jooheon tuvo que correr sin aliento con los brazos extendidos haciendo señales de "alto", parando los autos que se aproximaban para que nada malo les pasara a los imprudentes niños que habían olvidado las normas básicas para cruzar una calle. Jooheon no había alcanzado a regañarles cuando el pequeño Minhyuk ya tenía al acaramelado cachorro blanco entre sus brazos, como imitando la carita de tristeza del animalito, y casi ablandando su entrenado corazón.

Jooheon tuvo que —con mucho cuidado de no hacerlo llorar— quitarle el cachorrito al niño y dejarlo en el suelo para poder llevárselos de allí lo más rápido que podía, pero es como si ese par ya sabía lo que iba a pasar y se lanzaron sobre él antes de que pudiera tomarles las manos y caminar apresuradamente como había planeado.

Su hermana era alérgica a casi cualquier cosa que tuviese pelo, por ello las mascotas eran algo de lo que nunca podrían siquiera soñar en casa sin importar cuanto lo desearan. Pero esa regla no aplicaba en el hogar de su —único— tío favorito.

—No niños, no se puede, vamos.

Jooheon tuvo que tomar en brazos al tembloroso Minhyuk que amenazaba con comenzar a llorar, sujetó la mano de Hoseok de la manera más fuerte y delicada que pudo y se llevó a ambos lejos del cachorrito que minutos después logró encontrarse con su madre.

Cuando era un niño su conejito murió ahogado por su culpa, tenía casi la misma edad de Minhyuk, y como no le había dicho a sus padres que lo había encontrado en el patio de su hogar, al cuarto día allí, lo aplastó con la almohada tratando de ocultarlo cuando su madre había entrado a la habitación para llevarlo a comer.

Tener una mascota le recordaba su conejito, así que Jooheon no iba a tener ninguna, jamás.

—No llores bebé, ¿quieres un chocolate? —Minhyuk secó sus lágrimas en seguida, abriendo sus húmedos ojitos lo más que pudo expectante—. Si te portas bien cuando lleguemos a casa te daré un poco.

manual de cuidado y protección de im changkyun ; jookyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora