Capitulo 1: Fabián

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Lo único que me pregunto es ¿Por qué la deje ir? Si me enamoré de ella desde que la conocí, era mi primer baile tenía 16 años, esa noche mi padre mando confeccionar un traje y un antifaz a mi medida - ¿Es esto necesario? – Pregunte el día del evento – Si lo es, pronto tendrás que elegir esposa y un baile es la mejor manera de conocer a las chicas y ahí fue donde conocí a tu madre – Ya me había contado esa historia millones de veces vi a mi madre se enamoró y ella de él y todos felices por siempre – ¿No es así Elena? – Preguntó mi padre a la bella señora que yo llamo madre – Eso es más que cierto – El tema se dio por acabado hasta que llegamos a la mansión de los Bertforth – Ahora entra sé todo un caballero y ni se te ocurra manchar el nombre de la familia – Primero bajo mi madre y luego mi padre respire hondo y baje del carruaje y me puse el antifaz, entre a la mansión estaba lleno de gente que no conocía así que simplemente me escabullí por entre los invitados hasta llegar a un salón solitario y poco iluminado - ¿También te aburre? – Pregunto una voz aguda que provenía de una de las esquinas del salón – No conozco a nadie así que porque habría de divertirme – Dije con indiferencia un esbelta figura vestida en verde esmeralda se asomo – Hay chicas allá afuera que puedan estar esperando a su príncipe azul – La figura se dirigió hacia mí con gracia y gentileza mientras los zapatos de tacón resonaban por el lugar – Disculpe usted – Dije inclinando ligeramente la cabeza recordando lo que mi padre me había dicho – Usted queda disculpado – Sonrío la cara enmascarada – No nos han presentado aún me llamo Fabián Heth Beck – Ella extendió su mano y yo la bese como era la costumbre – Me llamo Celeste Forgeed Masden, es un placer conocerlo Fabián – Yo me sonroje y me di cuenta de que aun sostenía su mano – Por favor háblame de tú – Dije con mi mejor sonrisa – Tú también háblame de tú – Los dos reímos su risa sonaba como delicadas campanas a lo lejos – Déjame adivinar es tu primer baile – Dijo después de un rato de platica asentí – El mío también – Nos quedamos en silencio un momento cuando empezó a sonar una canción (The river flows in you) - ¿Bailamos? – Pregunte ella tomo mi mano y empezamos a bailar al compás de la canción sus ojos color verde me miraban fijamente – Tus ojos son hermosos – Dijo – Ese color avellana es precioso – De repente se dio cuenta de que lo había dicho en voz alta y se separo de mi – Lo siento – Dijo bajando la mirada totalmente apenada – Bueno los tuyos no son nada comparados a los míos – Dije sin pensarlo, de repente el reloj dio las doce – Tengo que irme – Dijo de repente - ¿Nos volveremos a ver? – Pregunte ella volteo a verme – Seguro que si – Se fue por la puerta sin antes voltearse a verme y sonreírme – No llevo ni un día conociéndote y ya te amo Celeste -.

El destino nos engañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora