Little Age

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Con el pasar de los años y su nueva cuidadora, Margaret, el niño Huang empezó su vida como un infante de primer grado de primaria.

Lidió bastante con la soledad y la tristeza, la culpa y la vergüenza, lo correcto y lo incorrecto, la invisibilidad y la visibilidad innecesaria, la atención pública y la falta de atención en casa, los regaños y los castigos, los modales y las faltas de respeto, el dinero y los juguetes.
Pero todo se drenó con el simple hecho de continuar sintiendo al sol, hablar solo y ver películas de fantasía. Aquellos eran sus pequeños escapes de su cansada vida, y le encantaba liberarse con eso. Era casi como volverse alguien más.

Un mundo donde las responsabilidades y un niño Huang no existían. ¿No era eso muy utópico? Totalmente, sí. Y lo disfrutaba a su manera.

Su vida no cambió más que esos detalles. De resto, todo seguía igual. Sus padres seguían viajando y negociando, haciendo cosas de adultos mientras que él hacía cosas de niños de seis inexpertos años. Y eso estaba bien.

Margaret era mucho más joven que Barbara y, obviamente, la abuela. Era una chica de cabello rizado y oscuro, con piel bronceada y ojos color miel. Tenía dieciocho años y no tenía experiencia cuidando niños, pero a sus padres les dio igual, necesitaban urgentemente una nueva niñera. Si Margaret estaba dispuesta, entonces el resto era invisible.

Era un poco grosera. Quizá por la edad también. Renjun había oído que al estar en la pubertad, la adolescencia y la juventud, eras así como Margaret. Su profesor de caligrafía China decía eso porque a veces su hija, que tenía entre doce y quince años de edad, lo interrumpía a menudo bajándose del automóvil y yéndole a rogar que por favor se fueran ya. Pero eso era inapropiado, usualmente las personas de esa edad se dejaban llevar por lo que sentían.

Ese año era difícil para su vida porque, además de seguir enseñándole francés, Renjun iba a comenzar a tener clases de español. Pero él no sabía absolutamente nada que no fuera saludar en el idioma (eso porque una vez sus padres tuvieron una corta amistad con una familia madrileña), y estaba bien, las clases por supuesto que tenían el propósito de llenarlo de conocimientos. Aún así, no lo asimilaba y sentía pena, además era muy difícil.

Lo que menos quería era aprender algo nuevo. ¿Para qué? ¿Por qué en ese momento? Ya llevaba sus clases regulares, y sus padres pagaban cursos privados de matemáticas, francés, estaba inscrito en un club de deportes, aprendía chino por tener ascendencia de allí, tenía clases de piano y estaba apunto de empezar de violín, clases de etiqueta, los señores Huang estaban pensando en pagarle clases de ruso también. Y ahora eso, español; aunque quisiera y le gustara, aquel no era el momento adecuado para introducirlo a todo ese viaje hispano.

Apenas tenía tiempo libre para ver por la ventana, y no quería perderlo, le era valioso.
Se sentía asfixiado, incapacitado, limitado. No quería más, tenía suficiente.

Todo habría estado perfecto de no ser por el hecho de que a sus padres les gustaban bien las cosas.

Como Renjun era un niño inteligente, no había forma de que pudiese tener problemas de aprendizaje o sentirse agobiado, todo tenía que ser un pan comido. Si sacaba menos de lo habitual sería malo, afortunadamente no lo golpeaban, pero sus padres se pondrían estrictos. Contratarían a algún profesor y, entonces, ¡bam! Clases de español por mil horas para que el niño Huang recupere la consciencia. Si quería evitar eso, tendría que ser destacado desde un principio, aunque le sería pesado de hacer aún así, pues tendría que estudiar durante toda la tarde y tal vez noche.

Pero estaba bien, mejor era manejarse él mismo antes que unos adultos incomprensibles.

Aunque no podía mentir. Sí, hubiese preferido ser malo en español, pero sin reproches. Era una sola clase de tantas que llevaba, ¿no podían pasar por alto esa?

Fuera de eso, la vida de Renjun seguía idéntica a como siempre. Había entendido que ese sería su lugar durante toda la vida, pronto tendría que aceptarlo también.

Su corta edad a veces parecía ser un accesorio. Si lo iban a tratar de ese modo, ¿por qué tener uno, dos, tres, cuatro, cinco o seis años? Ser mayor tal vez podía ser una pequeña y simple mejora. Aunque le gustaba ser un infante, a veces creía que crecer lo ayudaría.

Solamente tenía que adaptarse. Le tomaría una cantidad de tiempo desconocida, pero con suerte lo haría.

‼️‼️‼️
amén y ya llega jeno en su caballo blanco y con el viento moviéndole el pelo kFKsjdkKs

FIN DE LA TERCERA PARTE.

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⏰ Última actualización: May 31, 2018 ⏰

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