Y él escribia historias en su espalda. Y ella no las podía leer, pero las sentía. Todas las emociones que él le escribía a ella le traspasaban la piel hasta su corazón, y ella las sentía. Si él estaba triste, ella lloraba. Si él estaba alegre, ella reía. Y él con cada día que pasaba se enamoraba más de ella, y ella se enamoraba más de él.