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Me encontraba empacando con violencia, sí, es lo que haces cuando no quieres ir a un lugar al que te obligan a ir. Mamá tuvo la super magnifica —espero que noten el sarcasmo—idea de ir a pasar las vacaciones en el campo, según ella tenemos que olvidar la tecnología por un rato. En lo que a mi respecta, esa idea es absurda. 

—¿Estás lista, cariño? —preguntó mi madre, Rose.

—La verdad no, tal vez...—me senté en la cama— deberían irse sin mí, sólo les hago perder su tiempo, se les hará tarde, no terminaré nunca, lo siento—encogí mis hombros. 

—Pequeña, no te preocupes —me sonrió ampliamente—, no nos iremos sin ti—informo. 

—Por lo menos lo intente—musite desganada.

—Oh, Summer, será divertido, por Dios. ¡Es Tennesse! —exclamo emocionada. Parecía una pequeña, de cinco años.

—Si...—agache la cabeza.

—Vamos, chica, con más animo. —sonrió.

—¡Si, wuuu, Tennesse! —fingí emoción e hice un movimiento con miz brazos mostrando felicidad. 

—Esa es la actitud—rió—, anda, apúrate—dio unos palmaditas en mi hombro para luego salir de la habitación. 

Termine de empacar cinco minutos después, hasta el fondo de la maleta puse mi Mp3 con mis auriculares, mi mamá pensaba que había caído en mi vaso de soda y por lo tanto no servía así que no se daría cuenta de que lo llevaba. 

Una vez que nos encontrábamos en el living mi mamá nos formo a mi hermano Cameron y a mi en una fila como los soldados, ella se poso en frente con una caja gris en sus manos.

—Pongan aquí toda la tecnología que lleven en sus manos o bolsillos. —ordeno. Cameron mi miro por unos segundos para luego intentar hablar con mamá. Él era sólo un año mayor que yo, tenía 17 recién cumplidos. 

—Mamá, no puedes quitarnos los celulares—frunció levemente el ceño. 

—Claro que puedo, Cameron Joseph Morgan Lewis. —solté una risita de burla al escuchar su nombre. —, guarda silencio Summer Meredith Morgan Lewis—me fulmino con la mirada. Cameron imito mi acción.— pongan los celulares aquí, ahora—poso la caja delante de nosotros. 

Sin protestar más Cameron coloco su celular, auriculares, iPod entre otras cosas en aquella cosa cuadrada maligna, no puedo creer donde se metió tanta tecnología, luego me miro a mí.

—No tengo nada, mamá—levante los brazos. Ella levanto la ceja. —bien, bien...—saque el celular de mi bota y lo introduje. Ella volvió a levantar la ceja—, ¿qué? no tengo nada más.—fruncí los labios. Ella me veía, su mirada es tan intensa. — Ok! —saque mi iPod e hice lo mismo, meterlo en la caja. 

—¡Estamos listos para las vacaciones! —exclamo mi madre dando unos saltos. Cameron hizo una cara de desagrado. 

El camino fue largo, sólo hablar y hablar, ¡Ni una pizca de música! ¿entienden el hecho de viajar sin un poco de Bruno Mars o Rihanna? Es horrible. 

La noche se hizo presente, con ellas las estrellas, de verdad nunca me había dado cuenta de lo mucho que brillan. Al rededor de las 2:33 de la madrugada llegamos al rancho que mamá compro, no podría describirlo porque esta oscuro, todo esta oscuro. No veo nada.

Insoportαble.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora