Ｕ & Ｉ→BonxBonnie←

Drei

Eran mas de las 5am y la fiesta había terminado hace una hora exactamente. Ahora la "pareja" se encontraba caminando por los pasillos de aquella gran mansión.

El de ojos Esmeralda tomaba con fuerza la mano del menor llevándolo contra la voluntad de Bonnie hacia su habitación se se suponía, ambos compartirían. No lo llevaría a la fuerza de no ser que el ojirubi no hubiera intentado escapar casi 6 veces.

Llegaron a la habitación y Bon lo soltó, Bonnie antes de poder reclamar sobre cualquier cosa fue callado por un beso rudo y apasionado del mas alto a lo cual el menor se negó a corresponder mientras lágrimas salían de sus ojos y escurrian por sus mejillas hasta llegar a su barbilla y finalmente estas cayeron al suelo.

Fue recostado por el mayor en la cama mientras que este besaba y mordía con cierta rudeza el pálido cuello del menor dejando a este último hablar finalmente.

-¡B-basta! No le gusta lo que haces...

-Mm~ no me importa si te gusta o no, te haré mio como la supuesta pareja de recién casados que somos te guste o no.

Molesto le miro y comenzó a desvestirle con brusquedad, Bonnie seguía sollozando cada vez mas fuerte, minutos mas tarde había comenzado a pedir ayuda. Bon mas molesto que antes rasgo una manga de la camisa que anteriormente usaba Bonnie para ponersela como mordaza.

Luego de eso Bon termino de desvestirle por completo y le miro por unos instantes antes de comenzar a dejarle marcas por todo su cuerpo. Bonnie solo se dedicaba a llorar, y patalear. No quería que su primera vez fuese de manera forzada. Quería hacerlo con alguien que de verdad le apreciara no con un depravado como el que tenía frente a el quien justamente ataba sus piernas y manos con mas vendas y/o cintas.

Bon fue tan impaciente y estaba tan editado de ver al menor asi que con rapidez se despojó de su ropa y sin pensarlo dos veces, o siquiera prepararlo, entro de una estocada en el menor provocando que este gritara desgarradoramente aunque su grito fue ahogado debido a la mordaza que poseía al igual de arquear la espalda y todo debido al dolor.

Bonnie intentó de todo para separarlo de el, intentó empujarlo, patearlo y hasta morderlo pero simplemente le era inútil por más que lo negara, el mayor seguía con las fuertes penetraciones mientras que el de orbes al color de los rubíes jadeaba y gemia de dolor.

Siguieron así ambos hasta que el sol se asomó por completo y el moreno se había cansado.

Salió del de tez pálida después de venirse en el interior de este y despues de desatarlo de la cama decidió levantarse, lo cargo y comenzó a caminar llevándolo a donde se encontraba el baño y después de asearse el y ayudarle al menor volvió con el a la cama, recordó al de hebras moradas sin delicadeza alguna y el se acostó a su lado, no tardo mucho en quedarse dormido.

Por otro lado el menor se encontraba sollozando en silencio temblando levemente del dolor que en esos momentos sentía.

Sabía que su vida no sería fácil a partir de ahora...

Algunos meses después de lo ocurrido, Bonnie se encontraba practicando gimnasia pues aparte de ser su deporte favorito, estaba practicando para ir a los juegos Panamericanos pues había sido seleccionado y ahora más que nunca debía esforzarse si quería al menos llegar a semifinales.

Eran cerca de las siete de la tarde y su ahora esposo, Bon había recién llegado a casa.

El peli-turquesa no tardo en verle y fruncio el ceño acercándose a el.

-¿Qué se supone que estás haciendo Bonnie? No fuiste a darme mi beso de bienvenida y pareces un contorsionista haciendo esa clase de movimientos...

El pelilila dejó de estirarse y miro al oji-esmeralda con cierto temor, se acercó a el y le dio un corto beso en los labios.

-P-perdona... sólo entrenaba.. verás, antes de que me comprometieran contigo, asistía a una Academia de gimnasia, realmente soy muy bueno en cuanto a la gimnasia y el complicado entrenamiento que este deporte suele tener pero.. el punto es que no hace mucho me llegó un sobre por parte de la Academia - Mostraba una sonrisa amplia mientras contaba- y pues.. soy uno de los cuantos elegidos para poder ir a los juegos Panamericanos.

Se le veía tan feliz en aquellos momentos que el mayor se molesto.
Por alguna razón odiaba verlo de esa manera, sonriendo como un idiota por idioteces.

- ¿Y porque no me lo habías mencionado antes? ¿Recuerdas lo que pasa cuando no me cunetas las cosas, cierto? ¿O quieres que te ayude a recordar? No, ¿Verdad? - El menor negó repetidas veces con su cabeza comenzando a temblar, sabía lo que se aproximaba..- Pues parece que si.. y tal vez vallas renunciando a eso de ser gimnasta, porque no lo voy a permitir...

El de hebras moradas iba a decir algo, pero antes de poder hacerlo, el mayor ya le había empujado, provocando que el más joven cayera al suelo, iba a levantarse para huir, pero en lugar de hacerlo, retrocedió hasta topar con pared; pego su espalda a esta lo mejor que pudo mirando al contrario con temor.

-B-bon...

-¡Silencio! ¡Espero que esto te enseñe a no pensar idioteces y mejor aprovechar el tiempo en cosas de provecho!

Después de eso el mayor miro al mueble a un lado de el, un mueble de madera gruesa y pesada color marrón obscuro, el cual no dudo ni un segundo en tirarlo, el de hebras moradas cerró sus ojos esperando el impacto de este y que aplastara su cuerpo, pero el mueble no llegó a el, sino a sus piernas las cuales se habían roto al instante.

Al sentir el peso en ellas y dejar de sentirlas sus ojos se humedecieron, pero no por el dolor, su sueño había sido destruido y todos aquellos años de esfuerzo se habían ido a la basura en cuestión de segundos.

- No se como harás para quitarte eso de encima, porque yo no lo haré.. estaré en la cocina, y si pides ayuda a alguno de los sirvientes te irá peor, ¿Entendido?

Bonnie asintio con la mirada baja mientras lloraba en silencio, el moreno abandono la sala  dejando a Bonnie sólo, aún con aquel mueble encima de el.

Casi siete horas habían pasado y por fin se había quitado aquel mueble de encima.

Sin poder detener sus lágrimas salió de aquella habitación arrastrándose en el suelo y por milagro suyo una de las sirvientas que trabajaban en la casa le vio y no dudo ni un segundo en llevarle con el doctor que igual trabajaba en aquella mansión para que le ayudará.