Estuve 10 años lejos de mi hogar en París, viajando alrededor del mundo, visitando lugares famosos, conociendo personas, durmiendo con una chica diferente cada semana... O al menos esas eran las mentiras que decía a mis dos sirvientes para ocultar lo que realmente hacía en las noches...
En una solitaria y fría noche en la ciudad de Nueva York, una inocente chica tomaba su camino de regreso a casa después de un agotador día en su trabajo como enfermera. Era consciente de que las calles estaban más solitarias de lo que normalmente lo estaban a las 10:00pm, pero de lo que no era consciente era de las tres figuras masculinas que le seguían a cierta distancia, acercándose cada vez más a sus espaldas.
Dos de ellos llevaban navajas y asumí que el tercero era el jefe debido a que era el único que llevaba una pistola, además de la obediencia y respeto que los otros dos le mostraban -"Pff, obediencia y respeto. Cualidades nobles para venir de un par de ladrones"- pensé con desdén.
Uno de ellos aceleró el paso hasta plantarse delante de la enfermera, riéndose como un maldito psicópata sin decir una sola palabra, empuñando su navaja mientras los otros dos bloqueaban su camino de regreso.
- Queremos tu bolso zorra- dijo el jefe mientras le apuntaba con su pistola
- Pueden llevarse el bolso, solo no me hagan daño por favor- habló entre sollozos.
- Ésto ha sido muy fácil muchachos -rió mientras tomaba lo que no le pertenecía- ¿Saben? Hace tiempo que no disfruto de la compañía de una mujer... Creo que me vendría bien un poco de tu encanto femenino -dijo al tiempo que rozaba los pechos de su víctima con el arma.
- Por favor señor, déjeme ir. Mi esposo debe estar preocupado- comenzó a llorar
- Jajaja, ¿crees que me importa? Yo te voy a mostrar lo que es un hombre de verdad -comenzó a abrir la camisa de la chica, la cual comenzó a gritar y a llorar con desesperación, rogando porque alguien fuera en su ayuda. Bueno, sus plegarias fueron escuchadas.
Salí de entre las sombras con una velocidad sobrehumana y, en un abrir y cerrar de ojos, uno de los ladrones había desaparecido sin dejar rastro detrás de sus compañeros.
- ¿Pero qué mierda? ¿Dónde está Frank? -gritó el jefe de los ladrones.
- No lo sé jefe, estaba aquí hace un segundo -respondió su ayudante con pánico.
El sujeto con la pistola volteó de nuevo hacia la chica en busca de información por lo sucedido.
- Tú, ¿viste lo que sucedió?
Pero la única respuesta que recibió fue el llanto de la chica, junto con un leve silbido detrás de él. Cuando giró, su segundo ayudante también había desaparecido.
- Esos malditos de seguro me están gastando una puta broma -La mano que sostenía el arma comenzó a temblar y el sudor invadió su cuerpo- ¡Frank! ¡John! ¡¿Dónde están?! -gritó esperando la respuesta de sus compañeros pero no la recibió.
Soltó un grito de horror cuando los cuerpos de sus compañeros cayeron sobre el asfalto, esparciendo su sangre sobre el pavimento y con sus extremidades adoptando una postura inhumana. Admito que me gustaba jugar con mis víctimas antes de enviarlas al otro mundo. Siempre es placentero ver el miedo en sus ojos...
- ¡¿Qué está pasando?! -gritó y le apuntó de nuevo a la chica, ésta vez desde cierta distancia- Tú, de seguro tienes algo que ver con esto -le dijo siendo presa del pánico- ¡Te enviaré al infierno! -y disparó cinco veces.
La chica cerró sus ojos mientras esperaba el impacto de las balas pero éstas nunca llegaron a ella. Al abrirlos lentamente, se sorprendió cuando visualizó al extraño que había recibido las balas. Éstas cayeron de mi pecho cuando las heridas comenzaron a sanar.
- Pero... ¿qué mierda? -habló atemorizado.
Dirigí mis pasos hacia él con una sonrisa enmarcada en mi rostro y una insaciable sed de sangre, al tiempo que agotaba el cargador de su arma y retrocedía hasta tropezar con los cuerpos de sus compañeros.
- ¿Cómo?... ¿cómo puedes seguir de pie?... Como puedes seguir vivo? -se incorporó.
- Un insecto como tú jamás lo entendería.
Cuando me hallaba lo suficientemente cerca, sacó un cuchillo del cual no me había percatado y lo incrustó en mi pecho
- Jajajaja buen intento.
Tomé su muñeca y la rompí con un leve movimiento de mi mano, lo que hizo retroceder al sujeto entre quejidos de dolor. Extraje el cuchillo de mi pecho y lo dejé caer al suelo.
-¿Qué... qué eres?...- gimió.
- El ángel de la oscuridad.
Clavé mis colmillos en su cuello para beber su sangre y acabar con su miseria. Al final, resultó ser compasión...
Tomé el bolso de la desafortunada mujer y me encaminé hacia ella para entregárselo pero el miedo la había paralizado.
-Lamento que tuvieras que presenciar todo esto... pero lo arreglaré.
La miré fijamente a los ojos mientras utilizaba mi poder para hipnotizarla y hacer que olvidara lo sucedido.
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El Hijo De Drácula
VampireDespués de 10 años lejos de su hogar dando caza a criminales e intentando redimirse de la maldad ocasionada por su padre hace siglos; Alucard, el hijo de Drácula regresa a su casa en París para intentar llevar una vida "normal". Sin embargo no pasar...