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Maratón 2/5

( 🌸 )

TaeHyung iba caminando con las manos en los bolsillos a su casa. Esa tarde se había cancelado la práctica de banda porque el profesor no podía asistir, así que el ahora pelirrojo tuvo que dejar de vuelta en el estuche su saxofón con algo de pesar.
Canciones se reproducían en su mp3, y no es como si les estuviera prestando mucha atención después de todo. De manera inconsciente mordió su labio, a la par que pensaba en lo difícil que fue evitar todo el día a JungKook. No tanto por parte del castaño, que ni siquiera le había volteado a mirar, sino de su parte. Su interior le gritaba que fuera de inmediato para tirarse en los brazos del castaño y besarle toda la cara, pero claro, eso sería raro.

Sus compañeros de clase últimamente le hartaban más de lo normal. Sus comentarios fuera de lugar y para nada inteligentes le sacaban de quicio cada nada, y por su mente solo pasaba golpearles la cabeza hasta que a su cerebro se le diera la gana de funcionar.

En sus pensamientos iba perdido, y no se dio cuenta de cuando había llegado a su barrio, solo le faltaban unas cuadras para llegar a casa y simplemente meterse bajo las cobijas a replantear totalmente su vida, como todas las noches. Gran sorpresa se llevó cuando en la puerta de su casa estaba parado su mejor amigo, en pijama y con un gran saco de dormir en sus brazos. Estaba hablando con su mamá, nada de eso se veía de alguna manera bueno.
En el pasado durmió con JungKook incontables veces, pero ahora son unos adolescentes, y uno de ellos está perdidamente enamorado del otro: mala combinación.

A paso temeroso y nervioso se acercó, por la espalda de JungKook, y una vez estando algo cerca aclaró su garganta para que notarán su presencia. El castaño volteó de inmediato dejando a medias su conversación con la señora Kim, quien solo rodó los ojos divertida al ver la emoción de su invitado.

— ¡TaeTae! Pensé que llegarías más tarde, ¿no hubo banda?

TaeHyung se estaba derritiendo en ese mismo instante por la imagen tan malditamente tierna que tenía de JungKook. Ese no era el JungKook que le soltaba bromas y codeaba en clases para desconcentrarlo.

— El profe estaba ocupado o algo así... —de arriba a abajo le miró, con su ceja levantada— ¿y eso?

— ¡Pijamada!

— ¡Pijamada!

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—Ace.

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