Otro maldito lunes, me levanto a regañadientes y me voy directo a la ducha, hasta el momento no conozco a alguien al que le gusten los lunes.
Salgo de la ducha y me voy a mi armario, aunque sea niña rica no tengo un gran closet, tomo lo primero que encuentro, unos jeans ajustados y una playera de aeropostale azul, y no pueden faltar mis zapatillas, que obviamente son azules.
Al bajar a desayunar me encuentro con mis padres, eso casi parece milagro, ya que ellos siempre están de viaje y me quedo sola en casa. Al principio me afectaba su ausencia, pero poco a poco, y gracias a mis amigas, dejo de importarme si estaban o no mis padres.
-Hola hija - me dijo mi padre a manera de saludo, pero de una manera cortante a la cual no le tome importancia, así son ellos: fríos, cortantes, serios y obsesionados con su trabajo
-Hola papá - le respondo fríamente pero con un toque de felicidad que es lo que a el le gusta
-¿Que tal tus estudios? - me pregunta mi madre, la cual por cierto no me ha saludado, pero no puedo reclamarle porque se enoja y comienza a quejarse
-Muy bien - le contesto con una sonrisa falsa. Estar sentada en la mesa con dos personas a las cuales casi nunca veo, es lo mas difícil del día, lo bueno es que solo sucede muy pocas veces al mes.
-Tu padre y yo saldremos hoy de viaje - 'oh que novedad' pienso pero no lo digo, hay muchas cosas que a mis padres les molesta y procuró evitarlas cuando estoy con ellos.
-Y.. ¿A dónde irán? - preguntó intentando sonar interesada en su nuevo viaje
-Iremos a París - dice mi madre sonriendo y suspirando al mismo tiempo, comienzo a creer que si tienen sentimientos.
-Pensabamos llevarte pero no debes faltar a clases - me 'consuela' mi padre, si supieran que solo espero al día en que se van de viaje para poder divertirme.
-Esta bien padre, ya será para otra oportunidad - le contesto para que no se sienta mal, cuando estoy con ellos (osea muy pocas veces al mes) trato de ser lo mas educada posible, aunque mi madre sabe que yo no soy así, pero no dice nada.
-He acabado puedo retirarme - esta es otra cosa que tengo que hacer cuando estamos los tres en la misma mesa.
-Por supuesto, no debes llegar tarde a clases - me dice mi padre a manera de despedida y sigue comiendo.
Me dirijo a la chochera, tengo el auto que todos desean, y como no me gusta manejar tengo chofer.
-Nos vamos Pedro - le digo al chofer, el cual ya sabe cual es su deber.
-Claro señorita - me responde abriendo la puerta, no es el típico chofer, me refiero a que no es viejo, aunque tampoco es joven, creó que tiene 28 años, y debo aceptar que esta como quiere, pero nunca me meteria con alguien así, y no me refiero a la edad sino a que es mi empleado.
Al llegar a la escuela me abre la puerta y me voy, como todos los días. Camino rumbo a mi casillero y en el trayecto me encuentro con Lily Collins una de mis mejores amigas.
-Líaaa! - me grita cuando me ve, es un poco escandalosa pero aún así la quiero. Ella es alta igual que yo, es castaña, ojos cafés y un cuerpo envidiable, pero no por mi, porque yo también tengo ese cuerpo. Muchos dicen que somos gemelas, pero se equivocan, si nos parecemos un poco, pero somos hijas de diferentes padres.
-Hola lily - la saludo de beso una ves que llega a mi, tenemos un saludo secreto que obviamente no hacemos cuando hay mucha gente en los pasillos.
-Sabes el fin de semana no estarán mis padres así que sabes lo que significa ¿no? - me dice levantando una ceja, claro que se lo que significa
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La rompecorazones
Teen FictionLa rompecorazones de la escuela, así la apodan sus enemigas. Y no solo tiene ese apodo; hay muchísimos mas, pero no hablaremos de eso. Ella no es la típica chica popular, pero cuando quiere a un chico, lo tiene. Cueste lo que cueste. Pero... ¿Qué pa...