Carta a un antiguo amor.

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Se suponía que llovería esa mañana, mas la lluvia no comenzó hasta más tarde, y no se detuvo.
Esa mañana en cambio, nubes blancas y grisáceas cubrían todo rastro de sol en el cielo.
Siempre he pensado que la lluvia lo limpia todo, que existe para la creación de nuevos comienzos; supongo que hasta el clima escuchó aquellas discusiones, ¿no?
Aún conservo esa sensación al despertar de que estarás justo a mi lado. Aún ronda en mi mente el pensamiento de que si no estás a mi lado al despertar es porque has ido por un vaso de agua, o a traer algo para nosotros, ambos.
Cuando dejaste la habitación tan apresurado como enfadado te rogué para que hablemos, "puedo mejorar" recuerdo haber dicho, "podemos arreglar esto, por favor."
"Seré mejor para ti".
Supongo que era difícil que me escucharas a través de la puerta.
Recuerdo haber pensado que no me oíste. Y que por eso escuché la puerta principal cerrarse tan fuerte, y como por arte de magia, la torrencial lluvia que comenzaba.

Te esperé, me quedé en el pasillo y sentí que no podía moverme, no hasta que volvieras, pero no lo hacías.
"No puede ser el final" pensé. Qué ingenuidad.
Escuchaba el televisor hablar con el aire, pero no tenía fuerzas para apagarlo.

"Trágico accidente a las afueras del parque Aguas Puras debido a la torrencial lluvia que se vive en éstos momentos..."
No soportaba escuchar voces que no fueran a tuya. "Hasta el momento han sido rescatados cinco cuerpos, tres de los cuáles iban en el auto protagonista, y dos peatones no identificados aún..."

Pudieron haber pasado minutos u horas, igual no lo habría notado de no haber sido por los estruendosos golpes en la puerta, donde yo, esperanzado en que fueras tú, corrí a abrir.

Cuando salí a caminar la lluvia ya se había apaciguado, pero el silencio que cubría la ciudad era fúnebre. Sabía que aquella tranquilidad se debía a la lluvia, hermosa y pura, peligrosa y traidora, pero a pesar de saber ésto, quise pensar que el silencio como respeto, de todo y todos, hacia tí y sólo a ti.

Qué ironías nos presenta la vida, como algo tan majestuoso, que se encontraba en un profundo amor en nuestros corazones, fue lo mismo que terminó por rompernos a la mitad. O quizás fuimos nosotros, y no importaba si volvías o no. O quizás, fue el gran golpe en la puerta principal, la única despedida que decidiste darme. O quizás fue la discusión de anoche, donde gritaste tanto que hasta el clima nos oyó.

O tal vez y sólo tal vez, si hubieras vuelto nada habría terminado de la forma en que lo hizo, y habríamos sido felices, incluso si te ibas con él.
Pero no lo hiciste, no volviste, y no somos felices, y ahora no hay un nosotros.
Sólo yo. Yo y tu recuerdo.
Descansa, donde quiera que estés.
        

                           Sinceramente, desde el fondo de mi corazón, para mi antiguo amor.

                      

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