Capítulo 1: El Comienzo

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6:00 am 

Suena el despertador de todo estudiante normal: hora de levantarse, arreglarse e ir al instituto.

Todos se levantan con pereza. Algunos se duchan, se visten con su típico uniforme, desayunan y se van.

7:30 am 

La campana inicial del instituto suena indicando la hora de entrada. Muchos chicos entran corriendo debido a los profesores que empezaban a cerrar las puertas de la entrada.

8:00 am 

Todo alumno se hallaba en sus respectivas aulas, "sumergidos" en sus estudios. 

9:00 am 

Hasta ahora todo bien. Parece, y lo es, un típico instituto normal y aburrido.

10:00 am

El receso: hora de descansar.

Cuatro jóvenes, dos con muchísimos amigos, otros dos sentados en unas bancas solos.

11:00 am 

Termina el receso. Todos se regresan a sus aulas.

Amber, una chica solitaria, se encuentra leyendo, cuando se vuelven las 11:11. Recordó que su pequeño primo conocía la historia de que a las 11:11 debes pedir un deseo y se vuelve realidad. Ella sonrió al recordarlo y pidió:

"Ojalá llegase ahora mismo el profesor"

A los pocos segundos, entra el profesor disculpándose por su tardanza. Amber sacudió la cabeza y pensó que aquello fue una extraña coincidencia.

Justin, un chico encantador, se encontraba garabateando en su cuaderno, cuando, sin darse cuenta, pidió un deseo exactamente a las 11:11. Él deseó:

"Ahg, ojalá tuviera dinero para comprar un sándwich saliendo del instituto"

Revisó su bolsillo solo por curiosidad y, era... ¿Acaso era el dinero exacto para aquel sándwich? ¡Sí! ¡Era suficiente! 

Él supuso que su madre había metido el dinero en su bolsillo para su sándwich favorito. 

Hanna, una chica divertida, se encontraba en la misma aula, charlando con amigos, cuando en su reloj de muñeca, le indicó las 11:11. Ella se preguntó el por qué de aquello pero lo ignoró.

No pasaron ni cinco segundos, cuando el chico con el que hablaba, le empezó a coquetear. Ella, fastidiada de él, rogó en sus adentros:

"Ojalá se vaya a su asiento y se olvide de mí"

Magníficamente, el chico solo se fue a su pupitre sin siquiera despedirse.

Ella solo pensó: "¿Qué le pasará a este sujeto?"

Marco, un chico dulce, estaba jugando un juego de su celular, cuando su padre le envió un mensaje a las 11:11. El mensaje no era muy importante, pero la hora sí. 

Marco buscó en su mochila una libreta, pero al no encontrarla, entró en pánico. Pensó:

"Rayos, ojalá tuviera mi libreta completa y ahora mismo".

Rebuscó y, ¡Ahí estaba! ¡Aquella libreta ahí estaba! 

Él no se inmutó.

Eso fue extraño, para todos los jóvenes que pidieron algo a esa misma hora. Ninguno sabía que otros habían pedido algo, pero solo se quedaron callados y continuaron con las clases.

11:11Donde viven las historias. Descúbrelo ahora