Te lleve girasoles. Son tus favoritos. Antes lo eran las rosas pero comenzaste a odiarlas.
También te compre un peluche y tus chocolates favoritos. Entre a casa, leías un libro. Giraste y posaste la vista sobre mí. Sonreiste a la par que arqueabas una ceja.
Me acerque hasta ti, ¿tragaste saliva?
—Yo, cielo. Lo siento tanto. Tenía miedo. ¿Qué tal si él es mejor que yo?, ¿qué tal si te vas?, yo te amo.
—No pasa nada, entiendo. —murmuraste.Me acerque para abrazarte pero retrocediste. Aún así te apachurre entre mis brazos . . . pero jamás correspondiste.