Capítulo 38

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Cogí la sartén por el mango y el plato con la otra mano, apoyándolo en la sartén. Conté hasta tres y le di la vuelta a la tortilla rápidamente, logrando que no se cayese nada. Volví a echar la tortilla en la sartén por el lado que no estaba hecho y sonreí satisfecha conmigo misma.

-Soy la puta ama.-dije en voz baja.

-No puedo decir que no.-dijo Marshall detrás de mí.

Me di la vuelta rápidamente, asustada.

-Joder, Marshall.-dije dejando el plato en la encimera.-Casi me da un infarto, no entres tan sigiloso.

-No he entrado sigiloso.-dijo pasando sus manos por mi cintura.-He saludado y los niños han venido a recibirme a la puerta.

Fruncí el ceño, confundida.

-Lo siento, no te he oído. Estaba distraída.

-Ya.-dijo Marshall abrazándome más fuerte.- ¿No me das un beso de recibimiento?

Pasé mis manos por sus brazos y le di un beso que él se encargó de alargar lo suficiente como para pasar de sensual a sexual.

-Para.-dije notando sus manos en mi trasero.-Los niños...

-Los niños saben que su papá quiere a su mamá.-dijo dándome un pico.-Y están acostumbrados a vernos así.

Sonreí de medio lado mientras suspiraba, relajada.

-Aun así, ambos sabemos que si lo alargamos mucho no vamos a ser capaces de pararlo.

Marshall se encogió de hombros, como si no le importase.

-Me da igual.-me confirmó el muy pillo.

Volví a darle un beso y me separé de él para fregar los platos.

-¿Cómo ha ido la charla con Hailie?

Marshall bufó, desesperado.

-Se está volviendo una pequeña mujercita contestona y con demasiadas ganas de cabrearme.-dijo cruzándose de brazos.

-¿A quién se parecerá?-pregunté riéndome.

-Eh, no vayas de listilla.-dijo Marshall ofendido.-Tú también la has criado.

-Pero no lleva mi sangre de tocapelotas.-dije mirándole.-Es la tuya.

-Sí, sí.-dijo ignorándome, sabiendo que llevaba razón.-El caso es que me ha dicho que es mayor de edad y que puede hacer con sus redes sociales lo que quiera.

-Y tiene razón.-dije cogiendo un trapo para secarme las manos.

-Sí, pero no quiero que enseñe... más de lo necesario.-dijo Marshall serio.

Suspiré y dejé el trapo en la encima, mirándole seria.

-Mira, déjame explicarte cómo va esto.-dije suspirando.-Tiene 19 años, lo que significa que está en plena adolescencia, descubriendo un mundo nuevo donde la gente la conoce por ser tu hija, la hija de Eminem. Es guapa, joven y tiene estilo. Puede hacer lo que quiera, y ambos sabemos que en ningún momento va a hacer nada escandaloso: no va a enseñar de más, no va a contestar a nadie y va a hacer lo correcto para que nadie diga nada.

-Ya, pero...-dijo Marshall mirando al suelo.

-Podría perfectamente hacer todo lo contrario a lo que te acabo de nombrar, pero sabes que no lo va a hacer. Puede tomar sus propias decisiones y sabes que ella es muy correcta de cara al público.

Marshall se llevó las manos a la cara y se la restregó.

-No quiero que algún capullo diga algo de ella, porque me voy a encabronar y voy a decir cosas que no debería.-dijo suspirando.-Porque como alguien diga algo van a tener un puto problema conmigo.

Hasta que no te quede nada (EMINEM #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora