1. Un comienzo algo loco

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Empezando por las mañanas, destellan morosamente los rayos del sol por todas partes en cada rincón en nerima. Algo natural y poco confiable era el despertador de una chica de cabellos cortos azulados, en apogeos como los últimos momentos de los cinco minutos más, no hacía más que fruncir los labios, enredarse a propósito con las sábanas y tomar nuevamente ese sueño dulce y darlo por concluido, pero casi lo logra sino es por el grito con su nombre.

Barriendo con la mirada encuentra una pantufla mientras la otra este perdida.

Al otro lado no tal lejos de ella, fuera de la casa, un chico agitado corria torpemente, se le veía cansado el aire en los pulmones empezaban a faltarle, en un punto tenía que saltar con más agilidad que la pudiera tener, la persecución no era más que una tontería a ningún rumbo, las carcajadas de un anciano canoso de pura  libinosidad que se rejosija enfrente de sus narices del chico. Asimismo eso avivaba más las llamas por que todo había empezado la cual se llevó hasta los techos en las terrazas.

ㅡ¡Vuelva aquí anciano mendigo! ㅡ A gritos con una vena hinchada de su cien, clavando su vista sin perder lo entre tantos obstáculos, sin embargo olvidó también sus propios pasos con ello, un traspié llevándolo a perder un poco el equilibrio, pero nada al vejestorio, tanto como de sabiduría lo tenía también como perversiones. Ahora quedaba recorrer con su vista en donde lo había llevado sin rumbo.

La casa del vecino le hacía falta una pequeña mano de obra a su techo, miro aquel redondo y amarillento sol directo sobre su rostro a la cual quejumbro herido. Con la ayuda de su mano la puso sobre su frente aliviando su vista sin ser herido.

Visualiza, sin mirar el entorno de atrás, no se percató que estaba en el tejado del anciano más conocido como un amante de los animales felinos.

Un miau blanco, llegó a ser una acompañia sin pleno avisó, con su rose el minino se acariacia con la pierna de este. Hizo que ranma saltará de inercia con miedo al árbol de la reciedencia tendo, el terror paso sobre sus ojos, esas criaturas pequeñas y peludas llenas de maullidos son extremadamente terroríficas.

ㅡ¡Ese viejo me las pagará!, Cuando le ponga las manos encima... ㅡdecia ranma imaginando su próxima justicia, en cuanto la rama en donde cayó no era una de fiar, aquel árbol tenía sus años. La madera crujir era un mal presagio.

ranma visualiza donde apoyarse, la buena suerte el balcón de unos de las recámaras de la casa está abierta. Las primeras horas del día y meterse en problemas con cualquier posibilidad eran casi propensas, eso sí. Si se mantenía discreto nada pasaría.

En un salto con mucho esfuerzo logro llegar al piso de la madera de esa habitacion, ahora quedaba huir en hurtadillas, no obstante un ruido estruendoso, que pudo adivinar enseguida supo que trataba del despertador, lo había asustado que lo hizo crisparse.

La persona que se encontraba al otro lado lo apagó enseguida.

—¡Akane!ㅡRanma hipo al saber su ubicación, hubiera preferido caer en la habitación de su suegro que en ves de ella. Bueno ahora tocaba presenciar la rutina de su prometida a través del cristal, y esperar para luego escabullirse en definitiva.

ㅡ¡¿hmmg!? ㅡranma soltó un grito ahogado, dios que estaba presenciando.

Quería apartar la vista, lo que están haciendo estaba mal, muy mal... sin embargo sus adentros se encontraban en conflicto, ver una chica desnudandose no era gran cosa, claro el mismo se había visto miles de veces, pero está ves se trataba de ella, lo hacia perder todo razonamientos.

No se que sentir; ranma x akaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora