tres.

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Caí rendido.

Dios, era la cuarta vez que lo hacía, cuatro veces seguidas masturbandome, pensando en ti.

No es justo.

No tiene que ser así.

Me doy vergüenza.

Pero es que me calientas tanto.

¿Qué me pasa?

Oh, no. Otra vez, creo que voy por una quinta.

No tienes ni el más remoto derecho a causar este tipo de efectos en mí.

No tienes derecho {Markson}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora