Capitulo Dos. Caleb.

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La tarde ya se tornaba un tanto oscura, las nubes tapaban todo a su alrededor, y los cantos de los pájaros ya no se oían, el otoño estaba por llegar a las estrechas calles del pequeño pueblo de Pains Cross, provocando que las diminutas y grandes hojas de todo tipo de texturas descansaran sobre el suelo o el frio césped, con una fina capa de rocío, y envueltas en unos agradables tonos anaranjados y amarillentos. Los arboles se volvían finas ramas de un tono tan oscuro como el que se produce al cerrar nuestros ojos, ya nada los cubría. El sol en la mañana ya no era el mismo que hace solo un mes atrás, las pequeñas ráfagas de viento hacían que tu rostro se congelara un poco a cada paso que dabas, provocando que al final, tu nariz se vuelva roja y fría, al igual que tus orejas si no llevas un abrigado gorro de lana.  

Luego de conocer a Ebbe e irme de Starbucks, llegue a casa y sin prestar atención a ninguna cosa, subí directamente a mi habitación y me acosté de espaldas al mullido colchón, mientras miraba el techo no podía evitar pensar en ella, no entendía el porque, pero lo hacia.

Un horrible y fuerte sonido interrumpió mis pensamientos, mire hacia mi mesita de noche y allí sonaba mi ruidoso celular, lo tome y mire la pantalla.

Diablos, me había olvidado de Rif.

-Hey Rif- conteste

-¡Caleb! Al fin te encuentro amigo, ¿donde te habías metido?  

-Descuida-reí- estoy sano y salvo, ¿a que se debe tu inesperado llamado?- bromee

-Igual, no me tenias preocupado, solo te llame unas quince veces y también llame a tu madre para saber si estabas en tu casa, pero no, no estaba preocupado-respondió sarcásticamente- solo quería hacerte una pregunta, ya que no apareciste en todo el día de hoy, decidí llamarte para avisarte

-Bien, pues, ¿Qué quieres?

-Este sábado iremos con los chicos a la playa, también irán unas sexys chicas que ligamos hoy en la tarde,  pero son solo cuatro, como nosotros, solo falta una chica para ti, eso quiere decir que puedes invitar a quien quieras, ¿vienes?

- Debería revisar mi agenda, ya sabes, soy un chico muy ocupado-bromee-pero como eres mi amigo y hoy te deje plantado y te hice sentir muy mal, porque me amas tanto que no puedes vivir sin mi-continúe- acepto la cita.- reí-

-Bien amado mío, gracias por aceptar esta hermosa cita, me haces muy feliz Petrov- pauso mientras reía, al igual que yo- ya debo irme “osito panda” nos vemos el sábado- se despidió, mientras yo continuaba riéndome de su estúpido comentario-

-Bien Rif- pause- y ya deja de llamarme así ¿quieres?- dije con tono enfadado, pero en realidad, no lo estaba. Ya hacían dos meses que Rif me llamaba de esa manera, ya que comencé a salir con una chica súper sexy, pero que había olvidado mi nombre, asique por este motivo me llamaba “osito panda” aun no entiendo el porque, ¿Acaso tengo cara de oso de ojos achinados con manchas en el rostro? Claro que no.

-Adiós idiota.-

Tenia pensado invitar a Ebbe a la playa, pero solo había un estúpido problema, ya que soy tan idiota que olvide pedir su dichoso numero, ¿y ahora que demonios iba a hacer?

De repente, una gran idea inundo mi mente.

Mañana, a la misma en la que la encontré hoy, iré al Starbucks del centro comercial y veré si la encuentro allí, y en verdad espero hacerlo porque sino tendré que ir sin pareja a la playa y Caleb Petrov NUNCA va sin pareja a la playa.

Día siguiente

16:00hs pm

Bien, hoy es un día hermoso, ya estoy listo para ir al Centro Comercial y buscar a esa preciosura que se hace llamar Ebbe.

Tome mi auto y emprendí rumbo a lo que seria mi lugar favorito desde el día de ayer. Starbucks.

17:35pm

Ya ha pasado una hora con treinta y cinco estúpidos minutos y aun no la he visto, aun sigo pensando que ya no vendrá y que perdí mi tiempo esperando en estos incómodos sillones por mas de una hora. Comencé a tomar mi segundo café para luego finalmente irme, ya estaba rendido, debería buscar a otra de esas estúpidas pero a la vez sexys chicas que solo quieren tener una estupenda noche de lujuria conmigo, y no, no soy un presumido, pero las chicas mueren por este pedazo de carne sumamente jugosa. Cuando termine, observe mi reloj por decima vez, ya eran las seis y todavía ella no había aparecido. Page mi orden y me dirigí a la salida-entrada del lugar, donde volví a chocar con alguien otra vez, mierda, este lugar solo quiere hacer que lave mi ropa todos los putos días, pero gracias a dios, esta vez no me había caído nada encima. Levante mi mirada y ella la suya.

Inevitablemente, sonreí al verla. Ahora podría ofrecerle salir conmigo a la playa, y no tendría que ir solo, o eso creo, solo espero que acepte mi propuesta, y no tener que aguantar las burlas de mi querido amigo como la ultima vez que no lleve a una chica. Bien Petrov, manos a la obra.

-Oh lo siento, veo que el destino quiere que estemos juntos, digo cada vez que nos vemos chocamos, ya sabes...-comente coquetamente

-Tu eres el problema, ¿es que no ves por donde caminas o te gusto tanto que me chocas para poder llamar mi atención?- respondió riendo, esa risa, una risa tan relajante para mis oídos, que me gustaría grabarla y ponerla como rington de mi celular y poder escucharla todos los días, cada vez que alguien quiera hablar conmigo.

¡Pero que diablos dices Caleb, es solo una chica más!

Conteste a su comentario con una larga risa- Bien- pause- ¿quieres un café?-que pregunta estúpida Caleb.

-Si no quisiera un café ¿para que estaría aquí tonto?-dijo en forma burlona

-¡Oye no te burles de mi estupidez chiquilla!- respondí tocándome el pecho a lo que ella rio

Pedimos el mismo café y luego nos sentamos a esperar que nos llamaran, cuando por fin lo hicieron, nos dirigimos hacia el mostrador y encontramos nuestros vasos de café unidos formando un perfecto corazón con nuestros nombres dentro de el. Los dos reímos pero nos sonrojamos a la vez. Nos dirigimos nuevamente a la mesa en donde estábamos y comenzamos a hablar, ya era hora Caleb.

-Oye Ebbe- comencé-

-¿Que pasa chiquito?

-Quería preguntarte si tenias ganas de  ir a la playa este sábado en la tarde con unos amigos –dije mirando mi café y luego tomando un sorbo de este, ella se quedo pensativa unos instantes pero finalmente contesto lo que mis oídos querían escuchar.

-Claro Caleb, me encantaría-pauso- después de todo, tengo que despejarme de todo esto– contesto con una hermosa sonrisa en el rostro, lo que provoco que yo también sonriera

-Perfecto-

-Ten- dijo entregándome su móvil- marca tu numero y guárdalo-

-Claro-pause mientras tomaba su móvil, y le daba el mío- guarda el tuyo también, digo, por si tengo que avisarte algo del sábado…

Rio.

-No hay problema, ten- suspiro- Bien, ya debo irme, nos vemos el sábado entonces- comento y luego me dio un cálido beso en la mejilla.

-Adiós Ebbe-

***

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Starbucks.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora