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Cuando la gente escuchaba el apellido Schweinsteiger, lo único que se les venía a la mente era una de las familias reales residentes en el muro Sina. La familia que había servido como consejeros reales desde que se levantaron los muros, quienes han tenido siempre los privilegios con los que la gran mayoría sólo sueña. La familia famosa por ser criadores de corceles, productores de la mejor leche y anfitriones de los mejores bailes.

La gente escucha el apellido Schweinsteiger, y todos piensan en la que fue la familia más rica, noble y privilegiada del muro Sina. A nadie le pasa por la mente la pequeña niña con el mismo apellido, pero con condiciones totalmente opuestas, comenzando por que no vive en el muro Sina, sino bajo éste, en el gueto subterráneo. La pequeña que nació en cuna de oro, pero que por azares del destino terminó durmiendo en un pequeño cartón en el sucio suelo, aguantando días enteros sin comer luego de haber probado los mejores manjares, vistiendo un saco viejo y roto de papas cuando alguna vez tuvo un armario lleno de vestidos de seda y alhajas de oro...

-... pero sigo pensando que 500,000 es un precio muy bajo por la chiquilla.

La pequeña abrió los ojos lentamente, pero los volvió a cerrar en cuanto reconoció aquellas voces. Las mismas voces que escuchó cuando la sacaron de su cuarto a mirad de la noche, y las únicas que escuchaba desde que la trajeron a aquel lugar. No sabia dónde estaba, ni cuánto tiempo había estado allí. Todo el tiempo la tuvieron atada de manos y pies, y habían metido una bola de tela en su boca para evitar que hablara, y lo único que podía ver desde su posición en el suelo era una pared amarillenta y sucia, por la que se pasaban cucarachas de vez en cuando.

-¿Qué eres imbecil, Deacon? 500,000 es más de lo que cualquiera pagaría por esta mocosa.

-¿Eso crees, Ratner? Dime, ¿cuánto pagarías tú por una pequeña virgen con un rostro como el suyo, eh?

Gruesas lágrimas empezaron a correr por el rostro de la niña al entender la conversación que se daba a sus espaldas. Imágenes de aquella noche pasaron por su mente, las escenas grabadas en su memoria tan frescas como si estuvieran pasando en ese momento. Los sonidos más reales que las voces de los hombres tras ella.

Frente a sus ojos apareció el rostro desesperado de su padre tratando de evitar que los hombres se acercaran a la familia, justo antes de que uno de ellos clavara un cuchillo en su garganta, atravesándola como si fuera mantequilla, causando que ríos de sangre salieran de su cuello y boca y mancharan en piso del salón principal. A sus oídos llegaron los gritos llenos de horror, asco y desesperación de su madre mientras era deshonrada por los cuatro invasores, antes de que uno de ellos la golpeara tan fuerte que ya no pudo gritar, tan fuerte que ya no pudo respirar. Un ligero gemido, casi inaudible, abandonó sus labios al recordar a sus hermanas y hermanos arrodillados, rogando por sus vidas, antes de ser ejecutados uno a uno.

-¿P-por qué...? -murmuró, sintiendo su cuerpo temblar de la rabia. Sus tres hermanas y dos hermanos habían sido asesinados, sus cuerpos dejados en los charcos de su propia sangre. ¿Por qué ella no? ¿Por qué no la habían matado a ella? Sus hermanas mayores eran mucho más hermosas que ella, con sus cabelleras negras y onduladas, sus ojos marrones tan cálidos, su piel bronceada y sus cuerpos voluptuosos.

¿Y qué tenía ella? Su cuerpo era pequeño, aún para su edad. No tenía busto, su piel era demasiado pálida y era demasiado delgada. Su cabello claro era más blanco que rubio, y siempre estaba echo un desastre, y sus ojos eran de color violeta, heredados de un antiguo antepasado de su padre. Era tan diferente al resto de sus hermanos, que de no haber sido porque nació con un hermano mellizo, que era la viva imagen de su padre, nadie hubiera creído que era una Schweinsteiger.

Habían podido llevarse a cualquiera de sus hermanas en su lugar. A Edna de 18 años, a Katya de 16 o a Elia de 15. ¿Por qué llevarse a una mera niña de 10? No le deseaba su sufrimiento a sus hermanas, pero habría preferido mil veces morir con ellas, a vivir con los recuerdos de aquella noche, viendo sus rostros inexpresivos cada vez que cerraba los ojos, con los gritos de su familia sonando en su cabeza a toda hora.

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⏰ Última actualización: May 30, 2018 ⏰

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