El regreso de una familia al mágico pueblo de Mineral de Pozos, Guanajuato. Es sin duda uno de los acontecimientos más importantes que han pasado desde hace mucho tiempo, pues la vieja hacienda a las afueras del pueblo ha estado deshabitada desde hace mucho años, según cuentan las personas del pueblo, la familia Carvajal Herrera se marchó al ser acusados por varios empleados, de practicar brujería y otros rituales que en aquel entonces eran penados con la horca. Esta familia estaba conformada por seis personas, pero eso más adelante lo sabrán.
Katherine Herrera.
Odiaba la idea de regresar a este lugar y más cuando sabía que mi familia corría peligro, mi padre convenció a mis hermanos y madre de regresar aquí argumentando que las personas ya habían olvidado el hecho por el cual huimos de aquí. Todo estabas igual que entonces parecía que los años no hubieran pasado y el tiempo se hubiera detenido hasta nuestro regreso.
-Sigo pensando que es mala idea.
-Kat, tranquila papá dice que estaremos seguros aquí.
-¿Y le crees?
-Hermanita, estaremos bien además todos sabemos defendernos.
-Hablando de eso, chicos será mejor que no muestren sus dones y se mezclen.
-¿Que? No podremos usar nuestros poderes.
-¡¡Genial!! Mamá cómo pretendes que nos defendamos.
-Katherine, eso no será necesario si se comportan... Lo digo por ustedes dos Samantha y Adán
-Bien, no haremos nada en contra de las bellas perdonas de este pueblo.
-Habla por ti hermanita.
-Lo digo en serio Adán, o quieres que haga que tú padre te obligue a obedecer.
-Dinora, tu y yo sabemos que Edgar es más débil que yo y puedo vencerlo en cuestión de segundos.
-Pero a mi no y por tu bien y el de tu hermana espero se comporten.
-Ushh!! La nenita de papá salió al rescate.
-No estoy hablando contigo Sam.
-Basta, es nuestro primer día aquí y ya lo están haciendo difícil.
-Si no fuera por tus estúpidas reglas esto no pasaría, sabes que tenemos que usar los dones para...
-Tu madre tiene razón Kat, así que obedezcan y comportense.
-Bien, pero sigo pensando que es mala idea estar aquí.
Salí de ahí y caminé por uno de los pasillos, me fui muy niña de aquí pero aún recordaba el lugar como la palma de mi mano. Llegué a mi destino y mis ojos brillaron al encontrar el hermoso jardín en donde mi madre cultivaba sus hermosos rosales, el lugar seguía intacto y las rosas estaban hermosas. Caminé por la pequeña vereda y llegué al centro del paraje. Me senté en el césped y fijé mi rostro en la cascada que estaba frente a mí. Los recuerdos empezaron a llegar uno tras otro.
Sebastián Villalobos.
Era mi segundo día en este lugar y empezaba a enamorarme de su gente y sus costumbres, además de todos los parajes y paisajes hermosos que tenía. El día de ayer me habían contado la historia que encerraba la vieja hacienda que se encontraba a unos cuantos kilómetros del pueblo. Así que hoy había decidió levantarme temprano e ir a visitar tal lugar, pues según personas del pueblo me contaron que había hermosos lugares en los cuales podía tomar fotografías, así que después de desayunar tome mi auto y conduje media hora por la carretera. Después de varias horas de fotografíar la hacienda me encamine por un pasillo y llegué a un hermoso paraje de rosas rojas, caminé por la pequeña vereda y después de capturar varias fotos caminé a la hermosa cascada que estaba a algunos metros. Capture varias fotografías y me encamine de regreso a la hacienda. Mis ojos se fijaron en una chica que se encontraba en medio de todas las rosas, su mirada estaba fija en algún punto. Su belleza era inexplicable tenía facciones muy exquisitas su cabello era negro y la piel era blanca como una hoja, enfoque mi lente y presione el botón. El sonido dela cámara al igual que el flash captaron su atención, fijo sus ojos en mí y su mirada se oscureció con hábiles movimientos en cuestión de segundos se encontraba a varios pasos de mi. De alguna forma su mirada me intimidaba y me hacía ponerme nervioso.
Katherine Herrera.
Gire mi cabeza cuando el flash de una cámara captó mi atención. Un chico se encontraba a varios metros de mí, me levanté de donde estaba y caminé los más lento que pude hasta quedar a unos cuantos pasos de distancia. Sus ojos reflejaron miedo y eso de algún modo me hizo sentir bien, sonreí un poco y el desvió su mirada. Corte la distancia y llegué hasta donde estaba, él dio unos cuantos pasos hacia atrás y después de unos segundos bajo la cámara que tenía entre sus manos.
-¿Que haces aquí? ¿Quien te dejo entrar?
-Perdona solo estaba tomando algunas fotografías.
Mi garganta empezó arder y eso era mala señal, en pocos minutos mi instinto saldría a flote y el chico dejaría de existir. Sin decirle nada gire mi cuerpo y salí de ahí lo más rápido posible tenía que distraer a mi familia para que él pudiera salir vivo de aquí.