Como continuación de mis estudios en la carrera de psicología, llego el momento de elegir una de las áreas por cursar; por lo cual, para el tercer semestre elegí el área de la Psicología Clínica y de la Salud.
Ese semestre lo cursaría junto con mi amigo Aldo, un chico muy simpático, inteligente, alto y con lentes, al que conocí desde el primer semestre, ya que nuestros demás amigos se irían a otras áreas de la carrera.
Aldo y yo no teníamos idea de con que profesores cursaríamos las materias, así que me di a la tarea de buscar referencias sobre los profesores asignados a cada grupo y finalmente decidí cursar Practica Supervisada con el profesor Eduardo Cortés, clase que cursaría los lunes y miércoles. Decidí inscribirme con ese profesor porqué que las referencias que tenía el eran buenas, había comentarios sobre que era un profesor con el cual aprendías mucho, y por lo tanto también había que trabajar mucho y "echarle ganas", por ese motivo decidí que era la mejor opción, además de que las referencias que tenían los demás profesores no me convencían.
Al comienzo del semestre yo me encontraba fuera de la ciudad, y por lo tanto no pude asistir la primera semana a la FES, sin embargo contaba con que Aldo me ayudaría al ponerme al tanto de lo que los profesores iban dejando de tarea o trabajos; y así fue. Cuando llegue (a la segunda semana de clases) Aldo me puso al tanto de lo que los profesores ya habían dicho, sin embargo en clase de Practica Supervisada, no sabíamos que tan pronto tendríamos un paciente que atender, con la cual se tenía que continuar trabajando, porque ella era paciente desde el semestre pasado, o antepasado.
La primera clase que tuve con el profesor Eduardo fue un lunes, la clase iniciaba a las 8:00 a.m. y Aldo y yo no sabíamos que el profesor no tendría tolerancia con nosotros para llegar aunque sea unos 10 minutos tarde, recuerdo que llegamos aproximadamente como 8:08 a.m. y el profesor ya no nos dejó pasar, porque el comenzó la sesión con la paciente a las 8 en punto, ya después, terminada la sesión el profesor nos dio permiso de pasar a la clase.
En el grupo éramos aproximadamente de 12 a 15 alumnos, de los cuales solo 5 éramos de tercer semestre, y los demás ya era de séptimo, quienes ya estaban a "casi nada" para terminar la carrera, y quienes de cierto modo ya tenían más experiencia sobre nosotros para trabajar con pacientes y saber la teoría.
Ese lunes el profesor comenzó a dejar tarea, y como eel la semana pasada ya había comentado "un poco" sobre su manera de trabajar, el solo se centro en dejar tarea y daba por echo que nosotros ya sabíamos como debíamos realizarla, lo cual no era cierto, mis compañeros y yo teníamos muchas dudas, porque el quería exposiciones sobre muchos temas, quería que la información se hiciera en fichas, y después se expusiera en presentaciones y además que también se llevara impreso para que él lo checara, realmente desde que comenzó a pedir esos trabajos casi la mayoría comenzamos a tener dudas sobre su manera de trabajar. Porque no era solo el hecho de que pidiera muchas cosas de tarea para la siguiente sesión, sino que también había que trabajar en el caso de la paciente que se estaba atendiendo y llevar propuestas para intervenir en su problema.
Uno de los problemas que yo tenía con ese profesor era que su falta de claridad con respecto a las tareas y demás cosas que pedía porque al llegar el día de la entrega de tareas (que eran los días miércoles), a veces no la pedía y nos decía que debíamos entregar otras cosas, o simplemente él se ponía a exponer otros temas que no estaban programadas para esa sesión.
En cambio los días lunes eran ocupados solo para atender a los pacientes, con los cuales había que llegar a las 8 en punto, porque si no llegábamos puntualmente ya no nos dejaba pasar y perdíamos todos los casos que se veían durante el semestre; esto me pareció en lo personal muy exigente de su parte, sin embargo la mayoría tratábamos de llegar temprano, aunque aun así, había ocasiones en las que por el trafico se complicaba el llegar a tiempo. Al profesor no le importaba si llegábamos 3 o 5 minutos tarde, el simplemente nos decía que si queríamos podíamos tomar asistencia y ya irnos, que no nos dejaría pasar a escuchar los casos, que si queríamos saber de qué se había tratado la sesión, les preguntáramos a nuestros compañeros y que ellos si querían nos compartirían un poco de lo trabajado.
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Experientia Docet
SpirituellesSomos contadores de historias, por naturaleza apasionados de comunicarnos a cada momento incluso en los instantes de silencio. Experientia Docet es eso; gritos mudos que no hicieron tremendo eco en su momento pero que ahora agitan el pecho de propio...