Prólogo

2.1K 275 79
                                    

Posaba mi mano sobre la suavidad de los pétalos de un girasol, admirando los detalles de la planta y la calidez que ma caracterizaba, mis oculares observaban con tanta atención que los pensamientos que pasaban por mi mente eran plenamente ignorados, el alrededor y el ruido emitido por toda cosa ajena a mí eran nulos cuando observaba aquella plantita. Le prestaba tanta atención pues se trataba del esfuerzo dado para que mostrara todo su esplendor. Era la plantita que Yuta y yo habíamos cuidado desde hace tiempo ya, bastante diría yo, cuando éramos apenas unos pequeños de jardín de niños.

Aquella flor creció a la par que nosotros, era, fue y probablemente será nuestro punto de reunión, el lugar que ha presenciado tan hermosos momentos, mismos que ahora son solo recuerdos que rondan momentáneamente en mi mente y que me causan una nostalgia, que me hace querer regresar a esos momentos, donde parecía que ambos éramos felices y las cosas simples nos alegraban el día, cuando la cercanía de ambos nos llenaba de calidez diariamente sin cansancio, sin detenimiento. Nuestras mentes sincronizaban en ese lugar, sin que nos diéramos cuenta se había vuelto la locación por excelencia de nuestra intimidad, donde sucedía cierta magia que parecía ser yo el único que la presenciaba desde una perspectiva hermosa, mi contrario tal vez la veía como un simple punto de reunión de una amistad, pero para mi tenía un significado más profundo que ese, recordarlo penetra en mi mente casi a diario, ahora que te he perdido puedo tomar conciencia de mis errores, si bien fuiste mi bendición, yo fui el tóxico de la relación, fui el tonto que además de hacerse sufrir a sí mismo, te hizo sufrir a ti, cosa que prometí no hacer, pero que no logré.

¡Tonto! [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora