Una biografía poco predecible

2.

Los años pasaron aunque el corazón de mi papa quedo en ese 20 de diciembre, doliendo cada día un poquito mas por haber perdido a su enamorada de tal manera y sin tacto alguno. 

Todos los días sintiendo que era su culpa por no haber ido a dar la cara por la familia en busca de la comida como cualquier familia tipo. 

Hasta que su depresión se lo llevó el pasado 2011, que puedo decir, no puedo reclamarle nada, el me dio todo hasta donde pudo y ese amor que lo llevo al suicidio fue mas intenso que cualquier otra cosa, el no fue egoísta, o quizá si pero yo quiero pensar que su acto valió la pena. 

El amor nunca es egoísta, o quizá si, un poquito.

Yo con unos 15 años, quedé con mi tía de corazón, Virginia. Una amiga de toda la vida de mi vieja, con la que se escondió en los lugares mas recónditos en plena dictadura, con la misma que salia de joda y la chica que le presento a su amado Pablo. 

Vivíamos en la capital pero muchas veces viajábamos a lo de su mamá en Villa Maria, donde recuerdo haber ido a pasar una semana santa cuando era mas chiquita, mi mamá haciendo las ensaladas para el asado y mi papá coronado por la mesa como el mejor asador, el mejor dúo decía Virginia cuando recordabamos alguna anécdota. 

  Que puedo decir, el dolor era mas fuerte que yo pero mis ganas de luchar no persistían y la remé por mi familia, y muy en el fondo, por mi.

 Papá me enseño a nunca ser cagona y que hay que hacerle frente a todo lo que se rebele frente a nuestra libertad. Siempre tachada de rebelde gracias a mi papá, pero que me llamen como quieran ¡Carajo!

 Mi silencio nunca va a atormentarme porque yo disfruto de luchar contra la gilada

 y que cada día valga mas la palabra de todos, que ninguna característica nos quiera limitar porque somos mas fuerte que ellos!

Papá, donde quiera que estés, te amo y mandale un saludo a mamá, decile que nunca la olvide, que esta prohibido olvidar.