Narra Justin
Hace unos 18 años Dylan Bieber, reconocido hombre de negocios, se encontró casualmente en el edificio en el que trabajaba a una mujer bellísima, Jane Mallette, la mejor abogada conocida por ganar casi todos los casos que llegaban a ella. La invitó a salir y un año después compraron una bonita casa grande con piscina en una pequeña ciudad de California, decidieron que querían tener un bebé y un año después de eso el bebé llegó.
Evidentemente ese bebé soy yo y no les voy a mentir, tuve la mejor infancia. Fui muy afortunado de que mis padres estuvieran juntos y se amaran tanto porque eso les daba la capacidad de amarme de la manera en la que lo hacían. Me lo dieron todo, nunca nada me faltó.
Esto me permitió ser un niño feliz, lo cual me traía buenos resultados en todo lo que hacía. Me iba genial en la escuela, tenía buenas notas, pertenecía a varios equipos deportivos y mis padres estaban ahí en cada juego, incluso en la escuela era muy querido, me llevaba bien con todos incluyendo maestros, era la definición perfecta de un buen chico.
Lo teníamos todo, nuestra vida era perfecta.Hasta que un día...
Estaba saliendo de la práctica de fútbol cuando mi padre me llamó al celular, cuando contesté en seguida pude notar su voz angustiada, me dijo que mamá se había desmayado y que su nariz había sangrado, estaba en el hospital con ella esperando respuestas.
Mamá había estado sufriendo de dolores de cabeza, pero no creíamos que era algo grave.
Quería ir al hospital, pero papá me dijo que me quedara en casa tranquilo. Llegaron de madrugada a casa y yo los estaba esperando, no podía dormir sin saber qué mamá estaba bien.
Me enviaron a dormir, tendríamos que esperar un par de días por los resultados.
Pasaban los días y nadie me decía nada, hasta que una semana después llegué a casa después de pasar el día con mi mejor amigo Ryan y encontré una nota que decía "Bebé, fuimos al hospital, no te preocupes por nada. Te amamos"
De nuevo volvieron muy tarde y de nuevo estaba ahí esperándolos, ambos parecían haber llorado, desesperado les pregunté qué pasaba y me dijeron que le habían detectado cáncer a mamá. Nos unimos en un abrazo grupal y terminamos durmiendo juntos en la cama de mis padres, como cuando era solo un bebé.
A partir de eso las cosas cambiaron mucho...Aunque mamá se estaba sometiendo a tratamiento cada vez se veía más enferma, primero la quimio le arrebató su bonita cabellera y el cáncer poco a poco acababa con sus energías. Al principio las cosas seguían normales, pero llegó un punto en el que enfermó tanto que salir de la cama le significaba un esfuerzo considerable, pocos meses después tuvimos que internarla en el hospital.
Mi padre y yo pasábamos mucho tiempo ahí, no queríamos dejarla sola ni un minuto, básicamente sólo iba a la escuela y el al trabajo para luego pasar el resto del día con ella.
Papá tuvo que empezar a trabajar más para pagar las cuentas del hospital, así que yo era el que pasaba más tiempo en el hospital. Mamá siempre me decía que debía salir, ir a fiestas, pasar el rato con Ryan, ir al cine, todo menos estar ahí, pero yo no podía hacerle caso pues si yo decidiera ir al cine y algo le pasara a ella jamás me lo perdonaría.
Mis notas empezaron a bajar, dejé de ir a las prácticas de deportes y dejé de ver a mis amigos después de clases, quería pasar todo el tiempo con mi mamá.
A veces se sentía más o menos bien y otras veces no podía ni hablar, los doctores nos explicaron que el final estaba cerca.Recuerdo muy bien aquel día, mi padre estaba sentado en la cama de mamá platicando con ella, parecía que no se sentía tan mal, mientras yo estaba sentado en el incómodo sillón del cuarto tomando una siesta pues estando en el hospital era difícil dormir. Se respiraba mucha paz, las voces de mis padres tan tranquilas eran lo único que se escuchaba en la habitación, hasta que un "beep" muy largo me despertó de mi siesta. Alarmado me incorporé, mi padre lloraba y gritaba pidiendo la ayuda de las enfermeras y doctores, yo no sabía que pasaba, corrí fuera del cuarto en busca de ayuda, las enfermeras acudieron pero no había nada que pudieran hacer, mi mamá había muerto y por más que los doctores intentaron prepararnos para ese momento, nunca puedes estar preparado para algo así.
Cuando volvimos a casa papá me dijo que antes de que mamá muriera, cuando estaban platicando, ella no paraba de hablar de lo mucho que me amaba, "hablaba de ti hijo, no quería hablar de nada más, sólo de ti y de lo mucho que amaba a nuestra pequeña familia. Se fue feliz" eso fue lo que me dijo, está grabado en mi mente y dudo que un día ese recuerdo se vaya.
No quería llorar frente a mi padre para no hacerlo sentir mal, así que lloré muchísimo en mi cuarto, a solas. Pasé la noche en vela.
El día de su funeral llegó, amigos y familia se presentaron, nos llevaron comida y ofrecieron el pésame.
Volver a la escuela después de todo eso fue extraño, todos me miraban con lástima y no me gustaba para nada, nadie sabía qué decirme o como hablarme, pero sabía que eventualmente eso pasaría y las cosas volverían relativamente a la normalidad.
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Just Stay
Teen FictionTristes circunstancias obligan al joven Justin de 16 años a dejar su ciudad natal junto con su padre para irse al otro lado del país y "empezar de 0". Mudarse y empezar de nuevo nueva es fácil...