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Just look at her, with her bright blue eyes and peppermint smiles, you can't resist

Tiffy

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  Amar a alguien era uno de los mejores sentimientos que el ser humano podría sentir, esas cosquillas cuando lo ves o la felicidad burbujeante y espontánea cuando se hablan, Jimin sabía bien de eso, de lo hermoso que se sentía ser un adolescente y tener a su primer amor junto a él todo el tiempo.

   Lamentablemente se encontraba en un amor unilateral, donde estaba perdidamente enamorado de Yoongi. El cual al principio quiso negar e intentó borrar cada uno de los sentimientos hacia él, pero el pelinegro de hermosa sonrisa y felinos ojos, lo tenía vuelto loco, tanto así que podría hacer cualquier cosa por él, hasta bajarle la luna y las estrellas si sólo él se lo pidiese.

  Tristemente no siempre la vida es de color de rosa, justamente como la vida amorosa de el rubio. 4 años guardando sus sentimientos hacia el mayor podría ser un delito, ¿no? él estaba cansado de ocultarlo todo, también quería saber si podría tener una oportunidad con su Hyung.

  Con el tiempo se hizo más unido a él, tardes de pláticas interminables por chat, llamadas a media noche donde el mayor siempre hacía sonrojar a Jimin diciéndolo lo lindo que era de pequeño, además de los audios interminables, en los cuales el menor hablaba sobre las cosas de sus agrado, la música que le atraía o cosas sin sentido, las cuales el pelinegro seguía, haciendo así un buen rato entre los dos.

  Llegó un momento en el cual Yoongi comenzó a ponerle apodos cariñosos a él, tales como bebé”, “cariño”, “lindo”, “mochi”, entre muchos otros, sólo logrando enamorarlo más y hacer crecer sus ilusiones, porque, ¿a quién le gustaría que lo trataran lindo? Que le dijeran lo muy bonito que se veía en ese día o que lo hicieran sentir amado por lo menos una vez al día, ¿a quién? Claramente a todos.

  Jimin siendo la persona más noble e ingenua cayó más entre sus brazos, contestando cada uno de esos mensajes, cada uno de esos abrazos y cada uno de esos cumplidos con sonrojos, más abrazos y más mensajes. Pero, se sentía confundido, ¿acaso todo esto sería un juego para el mayor? ¿debería dar él el primer paso y declararse? ¿arruinaría con eso su amistad? ¿o se estaba haciendo muchas ilusiones?

  Días y días pensando los pros y los contras que podría traerle, después de una semana por fin se decidió, porque ya eran muchos años ocultándolo, entonces, ¿por qué esperar más?

  Se vio en la tarea de declarar el amor que su pequeño cuerpo podía regalarle y ofrecerle. Aunque por medio de cartes le parecía muy patético, pero por medio de canciones tal vez era muy cliché y de sólo pensar en hacerlo cara a cara, su cuerpo se veía vuelto en ansiedad por ser rechazado. Desde luego era lo más factible según su posición, hasta que finalmente, con la ayuda de su mejor amigo, tenía todo fríamente calculado. Esperó ansiosamente durante toda aquella mañana ver al pálido chico.

  Aunque aquel plan se vio destruido cuando el aludido llegó corriendo al lugar en el cual todos comían juntos y donde Jimin lo esperaba con un hermoso oso Kumamon, una caja de chocolates, una carta y casete de música hecha especialmente con sus canciones.

“—Por fin Suran aceptó ser mi novia.”

  Soltó frente a todos con una pequeña risa y sus mejillas coloradas, logrando así, romper el corazón del rubio. Lo único que podía hacer ahora, era estar feliz por él, no tenía porque sentirse mal, no quería hacer que el mayor dejara de estar alegre.

  Pero su mente se llenó de pensamientos negativos, preguntas e inseguridades, “¿todo aquello sólo fueron ilusiones? ¿Realmente no lo quería de la misma forma en la cual lo hacía él? ¿Acaso era tan ingenuo para no haberse dado cuenta?” fueron las únicas formuladas correctamente por su cerebro y corazón al sentirse levemente traicionados.

  Acercándose con pasos ágiles y una cálida sonrisa, Yoongi abrazó a Jimin, estrechándolo fuerte mente entre sus brazos, los cuales estaban hechos a su medida, los cuales deberían de haber sido exclusivamente de él.

—Gracias, lindo, las canciones que me recomendarse me sirvieron mucho para conquistarla. –susurró en su oído con voz aterciopelada.

—No hay de qué, para eso son los amigos, ¿no? – murmuró.

—Claro– miró a un costado de Jimin logrando ver todo aquello que era para él – Oh, ¿y eso? ¿De quién es esto?

—De-e nadi-ie, es basura– dijo bruscamente, alejando a Yoongi de paso– con permiso. – balbuceó, intentando guardar un sollozo.

 
   Con un gran nudo en la garganta y pequeñas lágrimas amenazando salir de sus ya no risueños ojos, depositó en la basura el oso junto con la caja, rompió la carta y se encargó de pisar el casete prometiéndose no volver a escuchar aquellas canciones que nunca fueron suyas.

  Se dio cuenta de lo enamorado que estaba Yoongi por Suran, porque lo conocía, sabía que esa bella sonrisa y sus mejillas sonrosadas eran un gran indicio de un amor del cual jamás sería dueño. Pero, ¿qué podría hacer para cambiar su opinión? Es que sólo tendría que verla para no poder resistirse a esa bella chica de ojos azules brillantes y sonrisas de menta.
   También se conocía a si mismo, sabía que no podría afrontar todo esto. La verdad era que, ella era lo mejor para él y él, sólo se alejaría, los dejaría ser felices, porque se amaban y eso era lo más importante de todo.

  No siempre porque ames tanto algo, significa que vaya a ser para ti y no por no tenerlo, significa que tú seas menos o no seas lo suficiente. El destino es sabio y Jimin se dio cuenta de eso después de haber pasado meses queriendo ser ella.

  Tal vez en el fondo de su corazón, seguía deseando ser como ella, tener el amor que ella tenía,  no ser él, no haberse hecho tantas ilusiones, no haberse dado cuenta antes, no haber entregado todo de si y sólo tal vez, no amarlo tanto como lo hacía en ese momento y como lo amaría siempre.

  

Peppermint Smiles »ym«Where stories live. Discover now