Mi padre amaba el arte, siempre asistió a cada exposición sin falta.
Le gustaba la pintura, le veía temblar de emoción cada vez que algo le parecía hermoso y sublime o bajaba la mirada soltando un largo suspiro cuando encontraba algo grotesco y dolorosamente sentimental. El arte había calado tan profunda mente en cada uno de sus huesos que quedo marcado como si de una cicatriz se tratase y en su pecho se alojaba de manera permanente su amor por el.
Solía mirar por horas maravillas en las pinturas al óleo, observar meticulosamente cada detalle de las esculturas, recitar fragmentos literarios de sus autores y filósofos favoritos, escuchar con aflicción y deguste la musica de Mozart entre otros, investigar por días o hasta semanas cada uno de los planos de Davinci admirando el gran ingenio al crear dicha obra y pesé a que el cine nunca fue uno de sus favoritos siempre le vi cuando sus ojos se abrían con emoción y brillaban con intensidad. Solía preguntarme si seria exactamente la misma reacción que tendría un ciego al ver el mundo por primera vez.
Mi padre siempre amo el arte y al igual que ello también fue muy fiel a el, Siempre se veía agradecido con cada uno de los creadores de tal obra todo siempre le maravillaba. Y en su piel, su sangre, sus huesos, todo el pertenecía a una ferviente pasión hacia el arte.
Yo odio el arte, odio como los cuadros muestran un desborde de infinitos sentimientos, detesto el mármol perfectamente pulido y moldeado, me molesta el mas suave y espléndido sonar de aquellos que tocan con ímpetu creando hermosas melodías, detesto las metáforas de cada poesía y la atrapante estructura literaria, me desagrada la arquitectura y sus imponentes monumentos y por sobre todo aborrezco el cine.
Porque mi padre pudo amar con tanta convicción unas cuantas manchas de pintura, mientras que lo único que yo hice fue aborrecer con cada fibra de mi cuerpo lo mismo que el amó.
¿Es egoísta odiar algo...
que la persona que mas amaste, amo?Yo odio el arte, porque cada vez que intento recordar la imagen mi padre su recuerdo se ve opacado por una exuberante estructura, porque cuando quiero escuchar su voz solo escuchó estridentes melodías, porque cuando veo sus fotos en su lugar solo hay esculturas, cuando mis abuelos me cuentan de él poesía invaden mis oídos.
Odio los museos, el arte y la historia antigua. Porque no solo me robaron a mi padre maravillan dolo tanto que ya ni siquiera podía verme, sino que ahora no puedo tener ni su recuedo al verme invadida de vanos e inútiles muestras de lo que se hace llamar arte.
~ Años después ~
Mayo 23, se cumplen 5 años de la muerte de mi padre y yo cumplo 18, quien diría que el destino lo planeo todo para el mismo día. El me hubiera sorprendido con un nuevo cuadro, la visita a una exhibición, una salida a el teatro o concierto e inclusive un viaje a conocer los monumentos mas emblemáticos de algún país.
Pero no puede desde aquel accidente que tuvo en el cual perdió la vida.
"-Una nueva obra sera exhibida en el museo Reina Sofia, debes estar lista en unas horas iremos a Madrid. Y te tengo un regalo, hija feli... ¡Aghgggggh!...
-¿Papá?... ¡Papá!...
Biiiiiiiiiiip...
-Llamada finalizada-"
¿Porque me sigo atormentando todos los años con este recuerdo? Y mas ahora que recogeré todas sus pertenencias de su antiguo estudio, justo cuando pensé que ya lo había superado y me convencí a mi misma de tener valor.
Me perdí totalmente en mis pensamientos y reaccione hasta que choque con una señora de edad avanzada
-¡Perdone!, no era mi intención he estado muy distraída el día de hoy
-No se preocupe señorita, solo tenga mas cuidado
En cuanto me aparte y gire lo primero con lo que mis ojos se encontraron fue con una placa dorada con finas letras pintadas a mano en color negro "Font Augusto" me estremeci por un momento, pero avance con decisión y abrí la puerta.
Abrí tanto los ojos y aun así no podía creer nada de lo que veía, el estudio de mi padre se encontraba adornado con serpentina y varios globos de distintos colores que ahora parecían pasas debido a la falta de aire, también habían banderines colgados por cada extremo de el estudio, algunos estaban tirados debido al tiempo tuvieron que haberse caído, había un camino hecho con confeti que se dirigía a un lienzo tapado con una manta y encima de la manta un sobre.
Sonreí mientras las lágrimas se desbordan de mis ojos al leer la dedicatoria "para mi musa", no pude más, caí de rodillas al piso y el llanto se iso presente en toda la habitación.
Desperté después de unas horas, lloré lo suficiente hasta quedarme dormida. Me levante y sacudi mi ropa en un intento para quitar el confeti de mi, finalmente me acerque al lienzo aun cubierto tire lentamente de la manta que se hacia molesta con el pasar de los minutos y esta cayó por si sola, lloré nuevamente como si esa misma tarde no lo hubiera hecho. Ese día derrame tantas lágrimas que podría haber hecho que Moisés hiciera nuevamente un arca.
El último regalo que mi padre me dio en mi cumpleaños fue una sorpresa, una carta y un hermoso cuadro, todo cinco años después de su muerte y en la misma fecha que ocurrió.
Muchas veces creí que mi padre no debía ser restaurador sino artista, pero solía decir que eso no era para él, me mentía cada vez que lo decía y al final él término dándome una copia hecha por el mismo de su cuadro favorito "El desayuno de los remeros" una copia con su propio estilo, un último recuerdo para mi... Un motivo para amar el arte igual que él.
ESTÁS LEYENDO
~ Un motivo para amar igual que él ~
Short StoryPaulina Font es una chica que perdió a su madre desde el momento en el que nació quedando al cuidado de su padre y abuelos. Al menos así era hasta que su padre falleció en un accidente automovilístico, dejándola con un amargo recuerdo en su treceav...