Metanoia. | chanbaek

PARTE ÚNICA.

Escuchar el OST durante toda la lectura para una mejor ambientación.

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METANOIA: (N.) EL VIAJE DE CAMBIAR LA MENTE, CORAZÓN, CONCIENCIA Y MODO DE VIDA DE UN INDIVIDUO.

"Cuando te conocí, flores comenzaron a crecer en las partes más oscuras de mi alma."

Baekhyun sonrió con melancolía.

El día era gris y un crudo aire revolvía las hojas secas esparcidas por los caminos de tierra del pueblo.

Un grupo de personas se arremolinaban en la entrada de la humilde iglesia situada en el cementerio del poblado; grandes manos lo manipulaban con violencia mientras los cánticos de los feligreses alimentaban el espíritu de aquellos hombres que corrompían con ahínco su cuerpo mallugado.

Ahogados jadeos salían de su boca mientras dejaba que manos callosas usaran su cuerpo de lienzo para salpicar manchas púrpuras mientras yacía tirado en el mohoso piso de madera al igual que una muñeca harapienta de la cual se han cansado de jugar.

Sintió sus mejillas mojarse al ver como manipulaban el cuerpo inerte de aquél bonito chico que hasta hacía unas horas había sido lo único bueno que tenía, colocándolo dentro de esos espantosos ataúdes de madera corriente.

Giró su rostro hacia el techo, dejando que aquella humedad tan familiar resbalara por sus mejillas mientras escuchaba como los cánticos se detenían abruptamente tras el grito de aquella mujer. Se dedicó a mirar el rostro de aquella figura angelical que juzgaba su miserable existencia mientras las cuerdas volvían a envolver su carne.

Palabras malditas eran dirigidas hacia su persona mientras era restringido de nuevo...

-No... -Susurró al ver como depositaban aquella madera tan conocida alrededor del ataúd donde yacía Sehun.

-No... -Exclamó de nuevo e intentó levantarse, arrastrándose por el suelo mientras las cuerdas lo envolvían casi por completo.

Alguien lo jaló de vuelta a la iglesia y allí fue cuando lo sintió...

Ese revoloteo tan familiar, ese humear...

Las mujeres gritaron de nuevo y un centelleo verde fue lo último que vio antes de que la obscuridad lo envolviera por completo.

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La piedra bajo su cuerpo se sentía tan helada como el agua de río en invierno. Las cuerdas abrasaban sus extremidades con cada movimiento forzado y la humedad que le era tan familiar, se escurría casi por todo su cuerpo.

El gélido viento lo hizo estremecerse. A lo lejos se escuchó el rugir de un trueno...

Un nudo se formó en su garganta al sentir las sombras cerca... el rostro horrorizado de su madre se materializó en su mente...

"Mi pequeño... no mi hijo..."

Se rió entre dientes al recordar la ironía de las palabras de su madre al llorarle a su pequeño hermano...

Alzó la vista al cielo grisáceo y lo observó con melancolía...

-Querido hermano, ¿quién me salvará?... –

"El Señor de la noche, él te espera. Llama su nombre y él te llevará a su reino, lejos donde la libertad espera."

Contestó una voz que creyó escuchar.