capítulo IV

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Me siento sola otra vez.

Estoy en esos momentos difíciles en que nadie te entiende. Ya no me entiende mi familia. Ya no me entiende mi madre. Ya no me entiende mi mejor amiga. Y, lo peor, es que ni siquiera me entiende el amor de mi vida! A Veces ni siquiera quisiera existir, digo, el mundo no se va a acabar si tan sólo pierde una persona! Na... para qué molestarme, supongo que, sí estamos en la Tierra es porque tenemos algo pendiente o misión que cumplir, qué sé yo, no he llegado todavía para saber si es cierto o no! No me critiquen, soy humana también.

Mientras tanto, todavía aquí, en está isla, sola o más bien sola con un chico, recostados los dos en la arena tratando ser rescatados.

El chico todavía sigue inconsciente, o al menos eso era lo que creía...

El joven se levantó precipitadamente con la respiración cortada, como si hubiese visto un fantasma o algo parecido. Se levantó y voltió su mirada hacia mí diciendo:

- ¿Alison?

- ¿Quién eres?¿Por qué sabes mi nombre?

- Te hemos estado buscando

- ¿Quiénes?

- Tu familia

-¿Mi familia? Pero yo ya tengo una familia

- Eso es lo que tu crees

- No entiendo

- Sé que estás algo confundida pero las cosas se aclararán con el tiempo. Ven, toma mi mano, tenemos que salir de aquí.

El joven se acercó a mí agarrándome la mano, llevándome a la costa de la isla.

Mis pies tocaban el mar igual que los de él.

Luego, nos detuvimos antes de entrar al mar y de pronto, el joven dirigió su mano al auricular del oído izquierdo y dijo:

- ¡Estamos listos!

- ¿Para qué?

Voltió a verme diciendo:

-Estás a punto de verlo

Y así fue...

Lo inexplicable es explicableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora