Prólogo

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- Ithuriel -se oyó susurrar en la oscura noche de San Francisco a la vez que de una especie de arma muy afilada se desprendían una lluvia de fuego azulado. Uriel avanzaba lentamente por Egbert Avenue al acecho de un demonio behemot cuando escuchó un ruido alarmante- ¿William, William dónde cojones te has metido?- dijo al aire nocturno esperando una respuesta de su parabatai.

Nada, no oía nada. Los nervios comenzaron a aflorar en el pecho de Uriel asediándole el corazón, sobre el que llevaba la marca de parabatai, cuando giró en la esquina. El viscoso enemigo se arrastraba por Arelious Walker Dr cuando, de un saliente de hierbas por detrás del behemot, Uriel vislumbró a su amigo. Quiso acercarse a él para ayudarle, pero sabía que el demonio le descubriría. Pese a la runa del sigilo sabía que los matojos restallarían bajo sus pisadas como se decidiera quebrar huesos en un campanario, así que se arriesgó a seguir el rastro de la criatura por la carretera esperando y deseando que el demonio no se girase.

Tras un tiempo, y cuando William vio a Uriel por la carretera, salió de su escondite con lo que parecían dos de esas dagas llameantes, una en cada mano. Se lanzó corriendo contra el demonio de ojos profundamente perdidos clavándole una de sus dagas en la espalda. Éste profirió lo que parecía ser un agudo y desagradable grito gutural desde el fondo de su ser, giró sobre sí mismo y golpeó a William que cayó con violencia sobre el pavimento a unos metros de Uriel.

- ¡William! - gritó Uriel corriendo hacia su parabatai.

- ¡Uriel no- le contestó William-, tienes que llegar a Avan antes que él!- con gracilidad y sin esfuerzo William se levantó y cargó de nuevo contra la bestia, esta vez con algo más de éxito al esquivar uno de sus golpes y poder situarse enfrente suyo.

- Estúpidos Nefilim... No podréis ganarnos ahora- profirió la gutural voz del behemot-, mi amo sabe lo que hace, sabe cómo ganaros, vais a ser destruidos.- Sentenció el demonio intentando cargar de nuevo contra Will. A los ojos del cazador los movimientos del demonio comenzaron a ser torpes, desgarbados y puede que hasta un poco lentos. No le costó en exceso cortarle un par de sus garras, llenándose de icor la chaqueta del traje de combate, mientras esquivaba las dos filas de colmillos puntiagudos repartidos en dos hileras en su boca.

Uriel por su parte y siguiendo la orden/recomendación de su parabatai corrió hasta la curva de Arelious Walker Dr dónde se metió en un camino terroso que parecía no conducir a ningún lugar. Avan estaba tirado en el suelo, parecía o bien muerto o bien inconsciente, por el bien de la humanidad el cazador deseó que fuese la segunda opción. Uriel se arrodilló a su lado y comenzó a llamar al chico, intentando despertarle, le tomó el pulso y comprobó que respiraba. A los pocos minutos y con pose victoriosa llegó Will, lleno de sangre e icor y con un corte que parecía profundo en su abdomen.

- ¡Will! - exclamó Uriel  preocupado al verle llegar de esa guisa.

- Cálmate Blackthorn- dijo éste- , solo es un rasguño, sanará con un par de iratzes.-Will hizo un gesto quitándole importancia a sus heridas y señaló a Avan.

- Está inconsciente y no consigo despertarle.

Will sacó una pequeña cantimplora de su cinturón que contenía agua bendita, la abrió y derramó el contenido sobre la cabeza de Avan que se despertó sobresaltado, respirando trabajosamente y mirando a todos lados con una expresión de auténtico pavor y desconcierto en el rostro.

- Avan Sanders, somos Uriel Blackthorn y William Carstairs -dijo el joven Blackthorn presentándolos a los dos-, ha llegado a oídos de la Clave que eres un semidiós hijo del antiguo Poseidón y que has hecho un largo viaje para llegar a estas tierras.

- Sí...-respondió desconcertado- ¿Cómo he acabado aquí?

- Básicamente un demonio behemot te ha dado una pequeña paliza, pequeño semidiós. Y nos han enviado a nosotros a salvarte el culo, para variar- le contestó Will con su típica mordacidad.

- ¿A cuánto estoy de Harney Way?- preguntó Avan alterado e ignorando las provocaciones de Will.

- A unas pocas calles, como a unos ocho o diez minutos andando- le contestó amablemente Uriel, siempre tan servicial.

- Relaja un poco Hércules- replicó William al ver la prisa del joven semidiós-, primero tienen que verte los Hermanos y la Clave quiere hacerte unas preguntas.

- No, si Hércules es mi primo-contestó el joven mirando directamente a los ojos verdes del cazador de sombras- pero ese no es lo que importa ahora, he de llegar a Harney Way cuanto antes.

- ¿Por qué tanta prisa por llegar a ese lugar? ¿Hay algún problema?- Los ojos grises de Uriel escrutaban hasta el último centímetro de las reacciones de Avan, sus muecas, todo. Le estaba analizando por completo, hasta el tono de voz en sus palabras y la ansiedad y nerviosismo del mismo. ¿Por qué tanto interés en esa calle? ¿Qué había allí?

- Porque la princesa se encuentra allí, y he de salvarla - dijo esta vez con tono firme, levantándose del suelo.

Falling ApartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora