Desde pequeño en tu regazo, creciendo progresivamente. Tú sin dejar de estar a mi lado. Siento como revuelves mi pelo, me revuelvo sobre mí mismo. Te miro. Miro tu mirada, siempre tan alegre. Dispuesta a aprender de todo lo que te digan. Siempre tratando de adaptarte a lo nuevo, siempre queriendo dar el máximo de ti. Una sonrisa en tu cara como si fuese la última que fueses a regalarme.
Cierro los ojos. Cuando los vuelvo a abrir, sigo tumbado encima tuya, pero estamos viendo algo. Un partido de fútbol. Tú siempre atento a esas cosas. Conseguiste calar en mí ese amor. Amor al deporte, gracias a ti. Me giro, te veo. Tu mirada se ha apagado un poco, pero tu sonrisa sigue intacta.
Cierro los ojos. Los vuelvo a abrir. Estamos en otro sillón jugando al ajedrez. Juego de estrategia al que tú me enseñaste a jugar. Juego en el que, por cada victoria mía, había risas tuyas. Por cada victoria tuya, consejos para mí. Siempre aprendiendo de ti. Te vuelvo a mirar otra vez. La mirada se te apaga, pero tu sonrisa sigue igual.
Cierro los ojos. Los vuelvo a abrir. Una tableta táctil entre nosotros, estamos jugando a un juego de fútbol. No sabes de nada y yo siempre te presiono, tratando de que aprendas, y tú siempre aprendiendo, adaptándote, sorprendiéndote por cualquier pequeño detalle. Tienes una mirada un poco más apagada, pero una sonrisa como si fuese la última.
Cierro los ojos. Los vuelvo a abrir. Estamos en una terraza. Una mesa nos separa. Hay un tapete verde y cartas esparcidas por culpa de aquel mítico juego de "la escoba" al que me enseñaste a jugar y dominar. Te miro. Tienes una mirada aún más apagada, pero una sonrisa como si fuese la última.
Cierro los ojos. Los vuelvo a abrir. Te estoy abrazando. Nunca pensé que esto pudiera acabar de esta manera. Jamás me imaginé lo que vendría después. No pude prepararme para lo que sucedió. Te abrazo con fuerza. Tu mirada se ha estado apagando poco a poco, pero tu sonrisa siempre como si fuese la última. No pensé que eso iba a pasar. Giro la cabeza, te miro y susurro:
- Te quiero lelo
Tu mirada se apagó completamente, pero tu sonrisa siguió brillando como si fuese la última. Lo que pasó fue que no me di cuenta de que esta vez sí sería la última.
