two shot 2/2

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Estaba temblando. Débil y miedosa. Habían mil cosas que le molestaban de esa chica. En ese preciso instante estaba aterrada pero aun así permanecia aparentemente tranquila haciendo tareas varias para Integra.  Había pasado tres semanas secuestrada y al parecer estaba muy cambiada.
- Maestro, me retiro. - Su voz sonó tan diferente a como había sonado en un pasado... Parecía tan apagada. Pasó su mano por su ahora rasurada cabeza, un pequeño escalofrío la recorrió. Eso no había sucedido con anterioridad, ella jamás había sentido miedo de Alucard.
- Adelante - Miraba a los lados nerviosa, su sonrisa había sido arrebatada, el sabia que había sido violada en reiteradas ocasiones. No había sido especialmente brutal pero como explicar a una mariposa desalada que volar no es tan necesario cuando le han arrebatado el motivo de su existencia. No intuía el daño que habían hecho en realidad al menos no se percató en un primer momento, con el paso de los días era mucho más visible. Habían arrancado sus uñas y colmillos también. Seguramente las peores las consecuencias de ese tiempo en cautiverio serían las mentales. El no poder estar tranquila aun estando en casa.

Los días parecían pasar aunque no para la draculina cuya expresión no variaba en demasía. Sonrisas de cortesía, vacías, sinsentido. Miradas siempre al suelo, actitud sumisa y pasiva.
- Hoy esta igual. - Su queja entre dientes hizo sonreír a la tuerta que cerca de él observaba la escena también - Ni siquiera puedo leer su mente. Es un caos. - estaba notablemente molesto y ya no lo ocultaba.
- Si tanto te molesta ¿porque no le preguntas?- El otro resopló con hastío apretando la mandíbula.
- ¿porque iba a molestarme una simple draculina? Podría hacer otra mejor si me lo propusiera - Integra soltó una sonora carcajada - una que no este rota, una más fuerte - Ella volvió a reír mirando al chupa sangre.
- Ya, ante el duro monstruo inmortal. Pero es por esta por la que estas inquieto - Los ojos del vampiro se fijaron filosos en la mujer que hablaba, pero esta ni de inmutó.
- No estoy inquieto
- Según quien te lleva la comida incluso te has quejado más de lo habitual últimamente - jugaba un poco con sus manos con expresión divertida
- Si es un inepto no es mi culpa. Ella no ha comido bien y no se ha molestado en comprobar el porque
- Ves como estas preocupado. Ve y solucionalo... - parecía que le costaba admitir ese tipo de cosas pero aun así comenzó a irse mientras maldecía a la mujer entre dientes. A medio camino quedó parado mirando seriamente a la mujer que tras el escritorio le miraba con sonrisa triunfante.
- ¿Crees que volverá a ser ella? - Integra se sorprendió de la repentina humanidad del hombre mientras este se marchaba fundiéndose con las sombras.
- Quizás algún día...

Ella estaba sentada en su escritorio temblando. Sus ojos habían perdido brillo y parecía cansada. Por algún motivo eso le frustraba mucho, cerraba sus puños tensando su cuerpo .
- Draculina ¿estas bien? - se limitó a asentir mientras boligrafo en mano trataba de escribir algo - ¿Que haces? - Su pulso temblaba y no consiguió descifrar la letra. Había cambiado su manera de actuar y ya no sabía como enfrentarla.
- Nada... No lo se... No... No tengo ni idea... - como si quemase soltó el bolígrafo y se levantó bruscamente tirando la silla - No se preocupe maestro. No es nada.- Trato de esbozar una sonrisa que solo le molestó más al otro. Era increíble lo mucho que le estaba molestando eso. Habían destrozado el alma altruista y amable de la chica.
- Solo estoy cansada, hoy me iré a dormir temprano. - Su estómago rugió y esta saltó como asustada. Aun así se metió en el ataúd, pero no fue capaz de cerrar la tapa. Esta era pesada y ni siquiera tenía fuerzas para cerrar.
- Ya esta, estoy cansado ya de este juego tuyo
- ¡Perdón! - se encogió en el sitio cubriendo su rostro con sus brazos ante su imagen amenazante. No sabia como hacer que no asustarla mas.
- Sí hubiera querido dañarte hace mucho que lo habría hecho - sonrío creyéndo haber solucionado algo el problema aunque desapareció dicha mueca al ver como temblaba bruscamente. - Tranquila - estiró de ella y aunque sintió raro el gesto la hundió en su muerto pecho arropandola con sus brazos. Ella se abrazó desesperadamente, uso mas fuerza de la necesaria hasta el punto de rasgar la camisa del vampiro. Sus pequeños brazos temblaban. Estaba absorto en algo que no había sucedido en mucho tiempo, su oscuro y podrido corazón estaba acelerado. - Tranquila, estas a salvo - pareció calmarse un poco pero aun así no se soltó. Su estómago seguía rugiendo. Alucard agarró a la chica en brazos dirección a su cuarto. Esta se agarro con fuerza como si temiera que la fuera dejarle caer- Haremos una cosa - Cogió una bolsa de sangre que había sobre su mesa  y la vertió en una copa dando el primer sorbo - Bebe - ella izo una mueca extraña, no pensaba beber. Viendo como ella apartaba el rostro Alucard dio otro sorbo y selló sus labios contra los de la chica traspasando el alimento a ella. - Ves, no pasa nada - Acarició el rostro de la sonrojada muchacha. Hacia tiempo que no dedicaba a nadie este tipo de paciencia y atención, pero esta vez era diferente, deseaba profundamente recuperar a su pequeña draculina.
- Lo siento maestro - el seguía acariciándo la cabeza de la muchacha cuyo pelo había comenzado a crecer - Siento que haya tenido que recurrir a estos metodos por alguien como yo... - El vampiro apretó los dientes ante esa frase. Ella solo cogió la copa y la bebió muy lentamente, algunas gotas caían por sus comisuras de le veía desganada.
- Es mi deber proteger a mis discípulos y no pude protegerte. Solo quiero enmendar un error. - Alucard no era de los que apostaban por el amor en general. No se encariña, no ama, no tiene problemas. Pero en verdad ¿que le estaba moviendo a hacerlo?
La chica bostezo aunque trataba de mantener la compostura y no apoyarse en el, prácticamente estaba dando cabezadas.
- Maestro si me permite, desearía irme a dormir. - Bostezó otra vez, parecía que hacia tiempo que no dormía bien.
- Mi pequeña draculina - De alguna manera sabia que si la dejaba sola volvería al estado de intranquilidad de unos momentos antes - no voy a dejar que te autodestruyas tu sola - ella ya no era una niña pequeña, en edad humana, pero tenerla así realmente le tranquilizaba. Le obligó a recostar la cabeza contra su hombro que a pesar de mostrar cierta resistencia no tardó nada en caer dormida. Alucard se sentó en el sillón acariciando la espalda de la chica. El portaba siempre guantes por lo que en realidad no había tenido contacto directo con ella, pero en este momento ella estaba apoyada contra su cuello, era cálida ,suave y olía a jabón. Seguramente habia pasado mucho tiempo bajo el agua tratando de sentirse limpia.
- Al final si te importaba - No sabia cuando había llegado, pero Integra estaba apoyada en el marco de la puerta. Entre los brazos portaba una manta que recordaba haber visto alguna vez en el cuarto de la draculina. - Estoy segura de que es feliz de que el querido "maestro" le preste atención y protección - Su sonrisa triunfal no podía ser ocultada. Cubrió a ambos vampiros con la manta y Alucard se cerciono de acomodarla alrededor de ellos - Y estoy segura que el maestro también es feliz
- Solo cuido de mi discipula
- Ya, acunandola - Trató de permanecer impasible aunque le hervía la sangre ver a Integra tan feliz - Cuida de ella, le han echo daño - la mujer se fue triunfante, el posó su cabeza suavemente sobre la de ella. Estaban tan cansada que ni siquiera se movía, solo se dejaba caer. Tranquila, en total calma. Hacia muchos años, no recordaba la última vez que nadie fue lo suficientemente incauto como para hacer algo así. Le acarició la cabeza, de momento su cabello  era corto, pero había comenzado a crecer. Estaba inmensamente feliz de haber conseguido rescatarla aquel día, inmensamente feliz de tenerla así entre sus brazos.

hellsing : Toda luz proyecta sombra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora