V E I N T I S E I S

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–Camus, tenemos que hablar. –dijo apenas lo vio salir.

–Estoy bien, gracias ¿y tú? –respondió con sarcasmo.

–Lo siento, pero es necesario. –Camus asintió.

Empezaron a caminar hasta llegar a la esquina de la cuadra donde Camus se detuvo y se dio la vuelta para mirar a Shura.

–¿De qué quieres hablar, Shura?

–Camus... Creo que es mejor, que tú y yo terminemos. –dijo mirando a otro lado para evitar ver los ojos de Camus. –Esta relación no está funcionando, no es como yo esperaba.

–¿Por qué dices eso? Creí que todo estaba bien entre nosotros.

–Traté de hacer que todo esté bien pero tú no quieres dejar tu pasado atrás. –pronunció mientras volvía a mirar a Camus.

–¿Pasado? No te entiendo, Shura ¿cuál pasado?

–Tu pasado con Milo.

–¿Milo? ¿Es en serio? ¿Qué tiene que ver él en esto? –dijo con seriedad mientras cruzaba sus brazos.

–Aún lo amas.

–Eso es ridículo, él es mi amigo.

–¿Me quieres?

–Por supuesto que te quiero. –su voz sonaba molesta, incluso un poco indignada por la pregunta.

–¿Me amas?

–¿Qué quieres conseguir con todas esas preguntas?

–Tú me quieres pero no me amas, Camus. –dijo totalmente seguro. –Tú amas a Milo.

–Yo no lo amo, ya no lo hago, sí, en un pasado lo hice, pero ahora ya no.

–Está bien, tal vez me equivoqué al decir que seguías amando a Milo. –aceptó su error. –Pero eso no cambia el hecho de que no me ames.

–Lo siento... Yo intenté amarte, de verdad que lo intenté, pero simplemente no pude hacerlo.

–No se puede obligar a alguien amar a otra persona. –no parecía estar molesto, sonaba comprensivo. –Y yo no te puedo obligar a que me ames. En un principio crei que era porque seguias amando a Milo pero si tú dices que no es así, yo te creo. Aunque sigo creyendo que lo mejor sería terminar todo esto.

Camus no respondía, su mente estaba confundida, tal vez de verdad seguía amando a Milo sin darse cuenta.

–Camus, te estoy hablando.

Al escuchar su nombre movió rápidamente su cabeza para borrar esos pensamientos, pero era imposible.

–Está bien, si crees que terminar es lo mejor, entonces terminemos.

–¿Todo estará bien entre nosotros?

–Sí, claro. –dijo mientras intentaba mostrarse calmado, aunque calmado era lo último que estaba. –Debo irme, tengo que hacer un proyecto. –se excusó para poder irse.

–Hablamos otro día, cuídate.

Camus simplemente dio media vuelta y se fue mientras que su mente empezó a dar vueltas la misma pregunta: ¿Qué siento por Milo?

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