¡Me presento!

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 ¡Hola, soy NinjinRin! Tengo diecisiete años y nací en España. Como veis, nada del otro mundo, pero con cinco años me mudé a Japón y llevo viviendo aquí más tiempo que en España.
Mis padres son ambos españoles, no tengo realmente ninguna conexión sanguínea con Asia. Esto lo digo porque tendría algo más de sentido pensar que me mudé allí porque, por ejemplo, uno de mis padres fuese japonés o que algún familiar viviese allí, pero no. Decidieron mudarse a Japón porqué simplemente les gustaba su cultura.

Más de una persona estará pensando: "Qué suerte, ¡ojalá fuese tú!"...
No quiero daros una mala visión de Japón, pero mi llegada no fué un camino de rosas. Ser extranjera, no saber ni las palabras más básicas del idioma y tener que asistir a una escuela donde no conoces a nadie es, obviamente, una combinación explosiva. Pasé unos años de sufrimiento increíbles.
Los niños son muy crueles.

Soy pelirroja y me trataban como un mono de feria (de ahí a que me apode " ニンジン", zanahoria en japonés)  Llegué a decirle a mi madre entre un mar de lágrimas, que quería teñirme, raparme... Hacer algo que no me hiciese diferente de los demás niños. 

Me acuerdo que me estiraban del pelo o me lo intentaban cortar, y todo esto lo empeoraba al no saber como comunicarme con los tutores. Era frustrante.

Gracias a Dios, no todo fué un tormento constante. Al llegar a la secudaria todo dió un vuelco. Aprendí a hablar japonés (no perfecto, por supuesto, pero me podía defender), y comenzé a sentirme mejor con mi aspecto físico. No me considero guapa, pero se que tampoco soy horrible.
Le comencé a gustar a algunos chicos, a hablarme con las chicas, a participar en clase... Cosas que una niña normal haría.

Por fin dejé de ser "赤", a ser yo misma, y por primera vez en mucho tiempo, sentí paz.   

MI VIDA EN JAPÓNWhere stories live. Discover now