Vengo a ofrecerte un pedazo de mi frágil ser, a cambio de un beso en la frente, para que el calor de tus labios fundan una marca más profunda que esta decepción.
Acá, ganándole una batalla al universo, que está empecinado en decirnos que no.
Siempre descocido y en mis poderes me planto, valiente, con una aguja y un hilo, moviéndome a la velocidad de una máquina, para coserte el alma y convertirte en mí prenda favorita.
Desde aquella luna roja solíamos ser imparables e inestables.
Tus palabras tatuadas en mi mente, diciendo cuanta magia encontrabas ahí arriba.
Que proclamabas por un cielo infinito pero que no veías titilar las estrellas.
Hoy quisiera volver a sentir tu respiración acariciando mi nariz.
Hubiera sido más sencillo, pero no me advertiste que difícil seria continuar sin tener pesadillas.
O lo complicado que sería verte en ellas y al tocarte apreciar, como escapas entre mis manos como granos de arena.
No suave como la que se encuentra en una cálida playa, ni como la base de un eterno e interminable océano, sino de esa arena gruesa y pesada que cualquier muro necesita para construirse, sostenerse y permanecer.
Podría compararte con mil materiales, con mil elementos y todos me llevarían a describirte como una pieza inquebrantable e intocable.
Te veo hacerte arte sin que te des cuenta, y en el museo de mi vida eres la obra más admirable.
En mi lista de lugares en el mundo podría elegirte como mi viaje predilecto, podría persuadir al resto de los turistas que desean conocer un nuevo destino, pero nunca permitiría que se den la posibilidad de unas vacaciones en ti.
Tu paisaje se compone de diversos climas, relieves, temperaturas que arden insolando cada centímetro de mi piel, como de temperaturas que la Antártida jamás podría poseer.
Decenas de sierras gratas de recorrer, como millones de montañas imposibles de escalar.
Podrían vivir demasiadas y diferentes especies en ti, desde una fauna salvaje que me genera sensación de peligro y miedo, hasta una fauna domestica, donde el humano busca interactuar, con el fin de experimentar nuevas relaciones de protección, calidez y lo inalcanzable e inexplicado... "amor".
En tu centro, un bosque de arboles que aun la primavera no les da fuerza necesaria para crecer, para pigmentarse en un verde brillante y brindar el oxigeno que hace funcionar hoy a mis pulmones.
Porque un desierto también se ve a pocos kilómetros, un solo color invade el ambiente, dejando con sed un río que intentar renacer.
Y son pocas las flores que se pueden percibir, los cactus no suelen beber y en sus espinas son los años quienes determinan la probabilidad de darle movimiento y vida a un nuevo ser, convertido y llamado... "flor".
Y en fin, no es solo un paisaje, no son solo muchas horas de vuelo o un pasaje costoso, es una aventura que me llena de incertidumbre, pero vacía mis ganas de querer conocer otro lugar.

ESTÁS LEYENDO
FloreSEREMOS
RomancePoemas e historias cortas. amor/ desamor, verdades/mentiras, marchitar/florecer.