Capitulo 39

189 8 1
                                    


No...no lo era, ¡Nunca lo fue! llegué con el corazón en la mano, las lágrimas dispersadas por todo el rostro y la respiración casi saliendo de mi ser, me acerqué incrédula, shockeada, desorientada, asustada...la escena fue más trágica de lo que alguna vez pude imaginar; restos del carro esparcidos por toda la acera, el conductor...definitivamente estaba sin vida. Hayden arrodillado con la cabeza tocando el suelo, ¡Lleno de sangre! Francisca arrodillada también, llorando a su lado...Caleb, Caleb estaba con los ojos abiertos, y una mirada clamante de ayuda.

-Porfavor, porfavor despierta...porfavor Taylor, ¡Respóndeme, Porfavor!- Oí decir a Lía, mientras remecía cada vez con más intensidad el cuerpo de Taylor, derramando lágrimas constantes y sin rumbo, llenas de dolor.

¡CHRISTOFER! donde...¡¿donde está?! Por Dios, el shock no me había dejado pensarlo...me acerqué hacia Annie y Caleb, y pregunté a gritos desesperados- ¿CALEB, DÓNDE ESTÁ? ¿DÓNDE ESTÁ CHRIS?

No...no lo sé- sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas, de seguro estaba recordando cosas...- después de que el auto volcó no tuve más idea de que había pasado ¡No lo sé!- podía sentir su impotencia.

No corrí, no levanté las piedras buscándolo, no revisé ningun rincón, no grite su nombre...simplemente subí a la roca, a nuestra roca, a impregnarla de las gotas de ácido que caían lenta y amargamente deslizándose sobre mis ojos, como la lluvia contra los cristales en el frío invierno que estaba albergando mi corazón. Lloré, lloré, lloré y lloré aún más. ¿Dónde estas Christofer, por qué me dejaste aquí sola? resonaba en mi cabeza. La ambulancia llego en un momento indeterminado...los subieron a los tres...¡A LOS TRES! ¡¿por qué a los tres y no a los cuatro?! te quiero aquí, te quiero ahora...te quiero para siempre, te quiero hasta el infinito. ¿Lo recuerdas? creo que no.

...

Tres días en que no he salido de casa, en los que con suerte he comido, en los que he llorado hasta desgastarme la piel, no puedo dormir...no puedo vivir con esto. Mis padres han hecho todo lo posible porque me recupere, y lamento notar que mi situación los entristece a ellos también...me miro al espejo, y veo a alguien diferente; inmensas ojeras, palidez extrema, debilidad, inexpresión, ojos sin vida...y me aferro contra mi almohada y vuelvo a llorar una vez más. A recordar, a recordar todo lo que me pone mal, ¡cómo deseo regresar el tiempo y hacer todo mejor! si tan solo no lo hubiese tratado como lo hice, si hubiese aprovechado todo el tiempo antes de que se marchara...recuerdo las tardes que pasamos juntos en la roca, el pacto, la lluvia, su sonrisa, sus besos, su actitud de niño... y ahora, simplemente no sé donde está. ¿Qué hice para merecer esto?

Apenas aclaró, sali de casa...voy a acompañar a la policía de investigaciones. Papeletas con fotos por doquier, preguntas a los funcionarios del aeropuerto, pero ningún rastro de Chris...hoy era la reconstucción de escena. Me dolió verlo todo,imaginarlo...imaginarlos gritando, pidiendo ayuda sin respuestas...me paseaba inquieta por el borde del acantilado, hasta que se apoderó de mi una sensación que no era nueva. El mareo, las ganas de vomitar, la debilidad...me senté con los ojos abiertos sobremanera, y un escalofrío recorrió mi espalda al acercar una mano hacia la orilla.

Cual fue mi sorpresa, al palpar algo mojado y poco regular...me estiré unos pocos centímetros más y pude sentir como se estechaba mi pecho, lo alcancé...un corazón de madera, en un collar, con una foto mía, lleno de sangre...lo presioné contra mi torso, queriendo que traspasara, llegando a mi corazón real. Tragué amargo, imaginando lo peor...mi rostro se cubrió de gotas transparentes denuevo, esta vez no me preocupé en disimular, simplemente golpeé el suelo con los puños, grité, me tomé la cabeza con ambas manos, sufrí.

Mis suspiros desesperados, alertaron a los policías.

-Debemos bajar...llama al cuadrante para que manden un helicóptero- dijo uno de ellos. Levanté la vista y lo miré suplicante.

-Quiero ir.

-No creo que sea lo más adecuado, pues...-vaciló. Christofer estaba allí debajo, ellos lo sabían, yo lo sabía...pero no lo dejé terminar.

-No me interesa, quiero ir.

Así fue como logre bajar...desde allí era todo tan oscuro e inmenso, estuvimos unas tres horas buscando, y nada. Hasta que uno de los oficiales llamó al resto hacia un montón de maleza y rocas; conforme me acercaba, una presión en todo mi cuerpo crecía...hasta que lo vi.

Sus ojos antes llenos de alegría, ahora cerrados con fuerza, su ropa ensangrentada, su piel tan blanca como un papel, moretones por todos lados, su mano izquierda en el cuello, y la derecha sujetando una pequeña bolsa de tela...me arrojé sobre su cuerpo inerte y lo abracé con fuerza, tratando de pensar que no lo había dejado ir, pero ya era muy tarde. Me sujeté a su cuello con más fuerza, dejando salir mares de lágrimas desde mis ojos.

-Hasta el infinito amor, hasta el infinito...espérame.- lloré sobre su frío y rígido cuerpo hasta perder la noción del tiempo. Tomé el collar, lo aprecié por última vez, y moví la mano que sostenía en su mejilla, para entregárselo y dejarle caer sobre el pecho, le acaricié la mejilla, pasé mis dedos por su cabello, y lo besé en los labios, para luego alejarme sin mirar atrás...- llévenme arriba denuevo.

...

Realmente no quiero que mi famlia sufra, pero debo hacerlo. Esperé a que todos se durmieran y escribí una carta para dejarla sobre la mesa; me iré con Chris. Miré una vez más todo mi alrededor, entré al cuarto de mis padres y los besé en la mejilla, cuidando de no mojarlos con mis lágrimas, luego entré al cuarto de Tommy y besé su pómulo también.

-Dónde vas?-me preguntó casi dormido.

-A un lugar mejor Tommy, cuida a mamá y a papá por mi.- dije con la amargura cruzando por mi garganta, no quería despertar a ninguno...así que me contuve hasta salir de mi hogar por completo. Ya afuera, pude desahogarme con tranquilidad. Corrí y corrí sin cesar hasta llegar al acantilado, dejándo que las lágrimas se congelaran con el viento que acariciaba mi rostro, con crueldad. Jadeando, saqué carboncillo de dentro de mi abrigo y subí a la roca, dibujé un signo infinito, posando las yemas de mis dedos una y otra vez sobre él.

Inspiré profundo, con el rostro frío y humedecido, cerré los ojos con mucha fuerza y me incliné hacia adelante, esperando que este mundo acabara conmigo de una vez por todas.

Trampoline ( Chris Drew y tu )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora