Capítulo 29

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Quédate.

Podía parecer una palabra insignificante, pero, para Michael, lo significó todo. Alex no sólo estaba aceptando su presencia, sino que él mismo le estaba pidiendo quedarse.

Y él estaba más que dispuesto. Probar un poco de su niño, lo tenía con ansias de más. Podría acostumbrarse fácilmente a él, a esto, a una vida juntos. Era un poco absurdo. Él, durante siglos, se mantuvo alejado de ataduras, de relaciones, de corazones abiertos. El mismo Alejandro había sido lo más cercano a alguien en su vida, alguien duradero -aunque él no lo sabía-. Pero era una relación a distancia, un cariño desde las sombras. Ahora que era real, esto lo asustaba. O, al menos, debería asustarlo.

Él y Alejandro se acostaron cada uno en un sofá. En un silencio extraño que duró varios minutos, hasta que Michael le preguntó más de su día y Alex decidió regresarle la pregunta. Michael le habló de sus clases, de la música, de sentirla... Y Alejandro, inevitablemente, recordó su beso después de la melodía mágica que Owl había tocado en su piano a ojos cerrados.

—Ojalá hubiera un piano aquí -lo había dicho Alex sin pensar. Lo que lo hizo ruborizarse y a Owl sonreír.

—Ojalá. Tal vez después. Algún día...

Si sigo en tu vida, si seguimos juntos, tus dibujos serán parte de mi vida, y mi música de la tuya.

Alex bostezo un "Tal vez", lo que le hizo merecedor de una cariñosa mirada por parte de Owl y un: —Duerme, mi niño.

Alex ni siquiera protesto contra esas dos palabras, tal vez podría acostumbrarse a ese "Mi niño", y no se detuvo a pensar en que era extraño dormir en presencia de alguien más, de un -prácticamente- desconocido, tener la confianza de dejarse ir a la inconsciencia con él al lado. Simplemente cerró los ojos, porque de verdad lo necesitaba, y se durmió.

Owl, en cambio, pasó largo rato mirándolo antes de lograr dormir él también. Recordándolo al pasar de los años, todo este tiempo que lo vio crecer desde lejos, como un espectador.

En algún momento, Michael le confesaría su naturaleza, su secreto, que era un brujo. Sobre todo cuando le explicara su razón, su hermano muerto, y el favor que necesitaba -que Alex podría negarle o no-, pero ¿sería capaz de contarle que había estado cerca de él desde poco antes de la muerte de sus padres? ¿cómo tomaría Alejandro eso?

Y también estaba el tema de las almas. Necesitaba averiguar a ciencia cierta cómo funcionaba, qué decía la leyenda al respecto, aunque las leyendas -lo sabía por su propia larga experiencia- no eran siempre del todo ciertas. Tenían que confirmarlo todo y Alex debía mejorar en su forma de atrapar almas y deshacerse de ellas, Michael tenía que saber si había formas menos duras para deshacerse de ellas, y, sobre todo, la situación inversa, ¿cómo hacer si, en vez de soltar el alma para causar la muerte, querías traer a alguien de vuelta? ¿cómo revivir a Robert? ¿podría Alex hacerlo solo o necesitaría de su ayuda? ¿tal vez sólo liberar la magia de Robert en el retrato?

Y la peor posibilidad, en la que menos quería pensar, ¿y si Alex decidía no ayudarle?

Él no podría obligarlo, en ese caso...

Decidido a que lo mejor era no pensar en eso, se levantó de su sofá para acomodar la manta que cubría a Alex, para asegurarse que estaba bien, que dormía tranquilo, antes de intentar lo mismo él.

Tardó un poco en poder dormir, pero cuando lo hizo, durmió como hace mucho no lo hacía. Tranquilo, cálido, no tanto en una temperatura corporal, era una calidez distinta, como de sentido de pertenencia, como si estuviera en su hogar por fin, y no era precisamente por el sofá ni por la casa, era estar cerca de Alejandro.

En algún momento de la madrugada, mientras Owl dormía profundamente, Alejandro despertó, un poco desorientado al principio por no estar en su habitación, reconociendo el lugar después y la silueta de Owl en el otro sofá.

Muchas personas piensan "Ojalá tuviera una cámara" para inmortalizar el momento. Alejandro no, en su caso, sus dedos hormiguearon necesitando papel y lápiz. Fue a encender una tenue luz para no despertarlo y se sentó con su bloc en su regazo, memorizando cada línea del cuerpo dormido, cada curva, los detalles del rostro de Owl vuelto hacia él. Hizo sólo un boceto rápido, para no despertarlo, pensando en continuarlo más tarde, durante el día, con sólo sus recuerdos, cuando Michael ya se hubiera ido...y él estuviera un poco más despierto.

Todavía después de dejar su bloc y su lápiz a un lado, se quedó mirando al hombre dormido unos minutos más. Sin entender muy bien lo que le pasaba con él... Pero dispuesto a averiguarlo. Al menos como amigos. Después, con el tiempo, como había dicho Theo, ya podría él tomar una decisión sobre lo que quería o no.

Horas después, con las primeras luces del sol ya bañando el lugar, Alex despertó con el olor a café llamándolo.

—Uumm... -se desperezó y sentó en el sofá, casi levantándose ya y yendo a la cocina. La risa de Owl lo hizo abrir los ojos e intentar enfocar y darle sentido a la imagen frente a él: un Owl en fachas mañaneras, su cabello un poco revuelto, su ropa arrugada, le llevaba una taza de café.

La dejó en sus manos con cuidado. —Pensaba dejártelo con una nota, para no despertarte.

Alex bostezó largamente, contagiando a Owl. Ambos se rieron. —Lo siento -Alex le sonrió, un poco apenado, aunque no incómodo-. ¿Ya te vas?

Owl ya había doblado la manta con la que durmió. Asintió, viendo a Alex disfrutar su café. —Sí. Dijiste que tenías planes con tu amiga.

¿Planes?

Alejandro tardó un momento en recordar qué se refería.

Oh, sí, Sabine. Tenía que llamarla.

Asintió, aunque preferiría pasar el día con Owl y no con el interrogatorio de su amiga. Abrió la boca para decir algo, pero se vieron interrumpidos por el sonido del timbre.

—¿Esperas a alguien tan temprano? -Owl no espero respuesta-. Puedo abrir por ti. Igual ya voy de salida...

Alex se tensó, un mal presentimiento recorriéndolo y haciendo que fuera tras Michael casi corriendo.

Michael que ya había abierto la puerta y estaba bajo la mirada escrutadora y acusadora de Sabine.

Alex gimió. ¿Por qué, de entre tanta gente, tenía que ser justo ella y en este momento?

Seguramente ya se estaba haciendo mil y una ideas. Todas erróneas.

—Disculpa, ¿tú eres? -ella sonaba molesta.

Y Alex quiso, irracionalmente, saltar frente a Michael para defenderlo. Pero Owl sólo sonrió y extendió su mano, ignorando épicamente el tono y la mirada de su amiga y psicóloga: —Michael Owl. Mucho gusto. ¿Y usted es?

—Ella es mi... -Alex iba a decir psicóloga, o amiga, o lo que fuera, sólo para calmarla, pero ella lo calló con una mirada.

—Soy Sabine Estrada. Quisiera decir lo mismo...pero no puedo. No es un gusto, señor Owl. ¿Va llegando o ya se iba?

Atrapa mi alma (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora