PROLOGO

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Otelo

Acto 3 escena 3:

"¡Oh, tenga cuidado con los celos, mi señor!

Es el monstruo de los ojos verdes

Que se burla de la carne

De la cual se alimenta."

Shakespeare


Calor.

Sentía calor.

El fuego me quemaba y se esparcía por todos los rincones de mi cuerpo. Iba a morir y lo único que había hecho era lastimar a las personas que amaba, a mi familia y a Jack.

El olor a carne quemada y cenizas llego a mis fosas nasales, pequeñas gotas de sudor cayeron por mi frente y pronto mi visión se volvió borrosa.

- ¿Aun piensas que él vendrá a salvarte? – se burló una voz que conocía perfectamente.

- No, él no vendrá – susurre y lamí mis labios para humedecerlos un poco. – pero saldré de aquí sin su ayuda – el cuerpo me pesaba y me ardía cada vez que respiraba, en pocos minutos seria de noche y con un poco de suerte escaparía por mi cuenta.

Los escuche reír y después nada. No escuchaba nada. ¿Acaso ya había muerto? Sentí mis mejillas húmedas y un sollozo desgarrador perforo mis oídos.

-Pero que te han hecho...

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