The Mighty Fall

Sorpresa

Mánchester - Inglaterra

Hoy hace 1 semana que Tom mato a mi madre. Me encontraba en mi cuarto arreglándome para su entierro, si, su entierro. Encontraron su cuerpo 72 horas después de que murió. Mi padre no quiso hacer un velorio por el mal estado que se encontraba el cuerpo de Ariala, mi difunta madre.

 Me puse un vestido negro de encaje junto con unas zapatillas negras, deje mi cabello marrón con ondulaciones naturales suelto, me maquille muy poco ya que no soy de mucho maquillaje, y me aplique un labial rosado poco brillante. Me mire en el espejo, hermosa como siempre. No es que sea una chica "superficial" porqué realmente no lo soy, jamas me ha importado si soy linda o no, pero siempre he sido una chica de autoestima alta, siempre he confiado en mi misma y siempre lo haré porque no tengo razones para ser insegura. La inseguridad es algo que la mente de un ser humano inventa solo por dejarse llevar de los comentarios de otras personas y no debería ser así porqué todos somos buenos en algo, solo tenemos que encontrar ese algo en lo que somos buenos, pero tenemos que encontrarlo nosotros solos, ya que a veces las personas que nos rodean no son las "indicadas" para opinar sobre lo que queremos probar a ser, pero al nosotros confiar en esas personas, les damos la razón y eso hace que el algo que hayamos elegido no sea lo indico o que, en otros casos, hayamos elegido la opción correcta pero por la opinión de esas personas, pensemos que no es la opción correcta. Por eso es mejor confiar en nosotros mismos. Tampoco me importa si alguien es "lindo" o "feo" porque eso son solo etiquetas que la sociedad tiene que a mi me parecen de muy mal gusto y es injusto ya que si "eres lindo", tristemente, tienes mas privilegios o ventajas que una persona "fea" o "no tan linda". Luego de terminar de arreglarme, salí de mi habitación y baje las escaleras, abrí la puerta principal y salí, cerré la puerta con seguro y me dirigí hasta mi auto.

Llegue al cementerio donde enterrarían a mi difunta madre, el cementerio "Shouthern Cemetery", entre al cementerio y vi a muchas personas, algunas llorando, otras hablando ,cambiando flores, etc. Fui hasta el final donde había mucha gente ya que ese sería el lugar donde enterrarían a mi madre, cuando llegue al lugar vi a muchos "familiares", si así se les podía decir, amigos, etc.... todos de mi madre, nunca me había relacionado con mis parientes maternos, así que no tengo ningún tipo de "relación" con ninguna de las personas que están aquí, excepto mi padre. Voltee a los lados y pasaba entre las personas para poder divisar a mi padre que se encontraba al lado del ataúd color marrón con retoques dorados donde se encontraba mi madre, fui hasta donde estaba mi padre, estaba vestido con un traje negro con su cabello marrón peinado y sus ojos azul/grises hinchados y rojos al fondo de tanto llorar. Cuando llegue hasta donde el estaba lo abrace y el me correspondió el abrazo. Hace mucho tiempo que no abrazaba a alguien, la ultima vez que lo hice fue hace unos meses cuando vi a mi papá por ultima vez.

-Ya papá, tranquilo-dije lo mas suave posible para intentar consolarlo.

-Oh Samantha- decía el sollozando-te extrañe mucho pequeña, que desgracia.

-No se por qué lloras por ella, no se merece tus lágrimas, solo te dio de vida un infierno- dije con frialdad y dureza mirándole a los ojos. Mi padre tenia unos ojos muy lindos y peculiares, lastima que los desperdicia llorando en alguien que no vale la pena, que se fue y que jamas regresara- no mereces sufrir de este modo.

-No entiendo porque odiabas tanto a tu madre, esta muerta pero seguirá siendo tu madre.

-No la odio, solo tengo mis razones para no llorar ni sufrir por ella-Mi padre tenia razón, desgraciadamente después de todo ella seguiría siendo mi madre, pero ahora eso ya no importa.

El sacerdote empezó a hablar y a dar la bendición sobre el ataúd. Luego de que termino de hablar, 4 señores de quizás unos 30 años comenzaron a bajar el ataúd lentamente. Muchos familiares y amigos de mis padres lloraban mientras yo...¿yo? a mi me daba igual, no sentía ni alegría ni tristeza. Cuando los señores terminaron de bajar el ataúd me acerque hasta el agujero y deposite una Gardenia marchita, por lo mucho que no la quise, que no la quiero y que no la querré, muerta o viva. Luego de que eche la flor en el ataúd, los señores empezaron a echar la tierra sobre el ataúd.