Capítulo 2
Es difícil guardarse para sí mismo lo que siente, e incluso Shadow ha perdido la cuenta de las veces en que manda mensajes, tanto directos como indirectos hacia el menor, sin llegar a rozar lo «degenerado». Su amigo no es muy atrevido, es más del tipo tímido que se escapa cuando le insinúas algo subido de tono. A pesar de que puede convertirse en una persona irritante y dura de manejar algunas veces, para Shadow resulta fácil bajarle de esa nube negra en un santiamén.
Y eso es lo que adora de Sonic, saber que sólo muy pocos (y realmente, muy pocos) pueden mejorar su ánimo, ya sea con una simple broma o con alguna invitación hacia alguna comida que a él más le guste.
Pero también, él es una de esas pocas personas que pueden sacarle de su zona de confort y de hacerle enojar de una forma que intimida a cualquiera.
A veces, tratar con Sonic puede volverse difícil.
—Definitivamente no. —El menor se echa hacia atrás de un brinco al escuchar lo que para él califica una orden por parte de Shadow. Su ceño se frunce de nuevo, sintiéndose incapaz de pronunciar algo más para demostrar su desacuerdo a aquella «petición» del azabache.
—Sonic...
—Nada de «Sonic...». Shad, ni siquiera tengo ropa para bañarme. Y no pienso quitarme el uniforme y meterme sólo con bóxer al agua.
—Por favor. Anda, al menos usa entonces el uniforme de gimnasia; de todas formas fue nuestras dos primeras lecciones hoy. Ah. Y si quieres yo te presto el mío; como llegué tarde no pude usarlo, así que no tiene sudor y está más que limpio.
El tono de voz suplicante desarma a su mejor amigo con rapidez. Los ojos de Shadow le miran con ese particular brillo que lo dejan vulnerable e incapaz de negarse a cualquier cosa futura que fuese a pedirle.
—Pero, Shadow... —Sonic se muerde el labio, inseguro.
Sus manos automáticamente van a su propio pecho, con ganas de salir corriendo a las instalaciones del colegio para alejarse de su mejor amigo. Pese a ello, tampoco quiere defraudarle, pero la inseguridad de su cuerpo le hace sentir desprotegido. Nunca ha gustado de quitarse la ropa frente a otros o pasearse desnudo incluso frente a sus familiares. Y encima ese día siquiera ha traído el uniforme de gimnasia propio (por suerte el pantalón estira, porque con el de Shadow estaría un poco jodido)
Sus ojos se cierran, mientras se aleja dos pasos del mayor, quien al captar sus nervios decide dejar el tema por la paz.
—Hey —pronuncia suave, porque no quiere alterar más a su mejor amigo—, está bien, Sunsun; no iremos al río si no quieres. Sabes que basta un «no» de tu parte para que yo olvide el tema.
—Chaos. Te pareceré estúpido —lloriquea el menor, que siente como sus ojos pican a causa de unas cuantas lágrimas que se acumulan en las esquinas internas de sus ojos.
Una sonrisa conmovida se plasma en los labios del erizo más alto.—No —sonríe y se acerca a su mejor amigo para retirar aquellas grandes manos que cubren el rostro de su dueño. La piel suave del cobalto acaricia la suya con delicadeza, y él le devuelve las caricias que suben después a esas rosadas mejillas, para limpiar las pequeñas lágrimas que aún no salen—. Sonic, ¿qué dijimos sobre pensar mal de nosotros mismos, uh?
—Que no todos somos iguales —responde tímido—. Pero Shad..., tú sabes que yo no... no puedo mostrarme a nadie. No me gusta.
La voz de Sonic emana con debilidad, un sonido agudo que sale cuando éste se siente vulnerable. Y es ahí cuando Shadow intuye que quiere echarse a llorar, que va a comenzar con un lloriqueo característico que le brota desde que son niños. Ya que Sonic fue el imán de niños insolentes, los cuales lo criticaban o se burlaban de él por cualquier cosa que hiciese mal en sus instancias. El menor puede llegar a ser muy inteligente tanto en estudios como en actividades físicas, sin embargo, eso ya cambia cuando la masa de gente se acumula.
Sonic muchas veces resulta ser inseguro; tras la máscara de suficiencia que muestra cuando el momento lo amerita, se oculta aquel niño gordito que sufrió humillaciones de insolentes, que lo echaban cuando él intentaba hacer sus amigos en esos tiempos. Ahora, años después y cambiando un poco, ha ganado un poco de confianza, no obstante los nervios siguen presentes.
—Yo no soy nadie. Bambi, soy tu mejor amigo, un chico que te ama mucho y que siempre va a velar porque estés de la mejor forma posible. Mi intención no es hacerte mal, ni avergonzarte. No voy a llamar a nadie para que nos acompañe, ni te pediré fotos de amigos porque sé que te sentirás inseguro... mi intención es la de hacerte sonreír, de que te relajes más y que no explotes tu cabeza respondiendo esas prácticas de materia que ni hemos visto —dice, finalmente, mientras envuelve la cintura de Sonic con sus brazos para abrazarle.
Su amigo no responde nada, sólo echa su cabeza por la unión de su hombro y cuello. El cobalto respira profundo, mordiendo sus labios con fuerza y aguantando la respiración de vez en cuando, en gestos poco útiles para no sollozar como quiere hacerlo.
—Al menos vamos un rato, ¿sí, Bambi? Por mientras llega la hora de almuerzo para volver a tiempo —El cuerpo de Sonic se tensa sobre sus brazos mientras su nariz se arruga, no agradado por ese apodo. Entonces Shadow besa la sien de éste para calmarle—. Sólo a ver —aclara, porque sabe que el chico no quiere meterse al agua, ni usando su uniforme de física.
—Sólo a ver —repite Sonic para sí mismo.
—Sí, sí. Sólo a ver.
Su amigo le da un pequeño en el brazo. Shadow se queja y soba este mientras sigue los pasos de Sonic, ya que el chico comienza a caminar directamente a un atajo que los lleva más rápido a una parte de la cascada.
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You can steal me a kiss © SHADONIC
FanfictionShadonic. Sonic nunca ha destacado como alguien de importancia, más allá de ser el chico más inteligente de su clase. Su única forma de distraerse resultan ser los libros, tanto de lectura como los materiales. Pero, quizás, esta vez pueda haber algo...