Shadonic.
Sonic nunca ha destacado como alguien de importancia, más allá de ser el chico más inteligente de su clase. Su única forma de distraerse resultan ser los libros, tanto de lectura como los materiales. Pero, quizás, esta vez pueda haber algo...
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Capítulo 4
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Sonic suspira, aún con todos esos pensamientos que rondan su mente.
Incluso, y, el problema no está en que sabe que quizás es correspondido. El azabache le manda muchas indirectas, se le insinúa de forma leve, y aunque le causa ternura ver que después se arrepiente porque piensa que puede asustarlo, también se siente un poco mal cuando recuerda cierta «reputación» que éste se tiene.
Shadow ha mentido; él sí es de tomar el primer culo que se le ponga en frente, siempre que el muchacho no esté en su «lista negra» o siempre que tenga un condón a mano. Shad lo niega, porque Sonic se lo recrimina muchas veces cuando ambos llegan a discutir, que son contadas las veces.
Porque aquel chico es una Manuela andante, y eso le frustra. Ya que aunque se sienta a gusto (la mayoría de las veces, cuando no es nada pesado) de que el erizo de vetas se le insinúe, también hay un pinchazo en su pecho cuando piensa en la posibilidad de que tan solo sea el intento de una de sus múltiples conquistas y/o intentos de llevarle a la cama.
Sonic nunca sabe cómo reaccionar a eso, por eso siempre prefiere comportarse esquivo cuando el azabache lo hace.
Ignorando la tormenta que pasa por la cabeza del menor, Shadow se muerde el labio y lo detiene, tomándole de la mano y llevándolo a un lugar escondido entre los árboles y arbustos. Sonic de pronto se ve acorralado contra el tronco de un árbol, y su primera reacción es gritar, porque aquello realmente le sorprende.
—¡No hagas eso! —exclama asustado. Su respiración se acelera, al igual que los latidos de su corazón se vuelven frenéticos ante los nervios—. Ya, suéltame, Shadow. A este paso no llegaremos y no asistiremos a tiempo a la hora del almuerzo en la cafetería.
—No iremos a ningún lado hasta que me aclares todo. Hasta que me digas qué rayos te pasa y por qué actúas de esa manera tan... extraña de repente. —El tono de su voz se endurece varios tonos mientras habla, pero ni eso le impide comportarse cariñoso cuando sus dedos limpian con cariño las mejillas del chico.
—No pasa nada —niega Sonic, que cierra sus ojos ante el inesperado toque que lo deja paralizado en su lugar.
