lunes

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Podría empezar por: " me desperté por el  estúpido despertador, bla bla. bla" pero desgraciadamente ese no es mi caso.

Estaba en una sala blanca con una cama más incómoda que yo que sé, una bata que estaba lejos de ser de Armani

y una máquina a mi lado que producía un ruido bastante exasperante.

Y os preguntaréis ¿Por qué ? Pues veréis me acababan de operar del corazón.

Si, lo se ahora debería estar llorando en los brazos de mi querida madre mientras ella me decía que ya estaba ,que no había pasado nada; pero no ,ahora lo que quiero es salir de este maldito hospital e irme a Huelva, España; Ir al cine con mi Bea a ver "Bajo la misma estrella". Pero seamos realistas no voy a poder hacer eso por varios meses o quizás años.

Tocaron a la puerta y apareció una mujer de unos 40 años, pelirroja y con ojos cafés oscuros, también conocida como

Clarissa: mi cariñosa y sobre protectora madre, que me sacó de mis pensamientos.

-!aiis! mi niña ¿qué tal?te duele algo?_exclamó con un tono de tristeza y alegría a la vez.

-No mamá no me duele nada y estoy como un pincel_ le dije sonriendo amablemente.

-Me alegro mucho cielo ahora viene la enfermera para ver cómo estás y alomejor te da el alta.

-¡Eso es genial! _dije muy contenta.

-Bueno, me voy que tengo que trabajo. Te viene a buscar .

Me  deposito un suave beso y se fue por donde había entrado.

Esto ya se había hecho normal, pasaba muy poco tiempo conmigo desde que abrió la empresa :" " encargada de la decoración interior de las casas. Al igual que mi padre, Mateo; trabajaban demasiado. Y por eso habían contratado a Sandy ,una mujer de 36 años que trabajaba de cocinera en mi casa y a veces de niñera. Me conoce desde que nací y por eso era indispensable que se viniera con nosotros a Florida; supongo que no fue duro dejar España para ella , ya que no tenía familia allí.

Estaba tan absorta en mis pensamientos que no me di cuenta que había entrado en doctor , hasta que carraspeo bruscamente.

- Señorita Anderson, me alegra decirle que su trasplante de corazón salió correctamente y que ya se puede retirar. Su madre me dijo que ella venía a retirar todos los medicamentos por si acaso.

Me quitó a aguja por la que estaba enganchada a la ruidosa máquina, me preguntó que cuántos días hacía que me habían operando y yo le respondí que dos. Dio su aprobación con una sonrisa y me acompañó donde estaba Sandy .

Llegué y me recibió con un efusivo abrazo que casi me manda de nuevo a la cama del hospital. Tres días en este infierno y ya se me había olvidado lo cariñosa que era mi cocinera.

Nos quedamos un rato más, donde ella me preguntaba las típicas cosas que se preguntan después de ser operada.

Después de media hora estábamos aparcando enfrente de una lujosa casa en primera línea de la playa. Hacía años desde la última vez que no venía a mi casa de vacaciones, todos los veranos nos pasábamos meses contemplando la hermosa puesta de sol que se podía ver desde la terraza que daba a patio trasero.

Sandy me ayudó a bajar todo el equipaje, abrió la puerta y ...si, todo seguía igual las dos escaleras grandes, de película que daban a parar a la parte de arriba de la casa; la cocina  inmensa con todos los modernos electrodomésticos y el amplio salón, con suelo de mármol , sofá de cuero blanco y una tele plasma inmensa.

Subí mi equipaje a mi habitación , lo dejé en el espacioso armario y examiné con lujo de detalles todo el dormitorio.

Enfrente de mi se encontraba una cama redonda con colchas rosas y blancas con su mesa de luz y la lamparilla de noche y una tele plasma situada en la pared derecha .

A la izquierda había una puerta que conducía al espacioso y amplio vestidor,donde tenía una montaña de ropa que no me iba.

El cuarto también incorporaba un baño muy moderno, con jacuzzi y todo.

Y ahora venia mi parte favorita: la terraza, que tenía una vistas al mar asombrosas y estaba decorada con sofás blancos.

No sé cuánto me había quedado mirando mi cuarto, pero Sandy me llamó para bajar a cenar ya que por lo visto era adivina y había escuchado a mi tripa rugir.

En menos de un segundo ya estaba ayudándola a poner la mesa para dos ya que papá y mamá no venían hasta tarde.

Cuándo acabamos nos sentamos a comer y...¡ Señor! se me había olvidado que esta mujer tiene manos de santa para la cocina, los canelones estaban buenísimos.

Le di las gracias por la comida y por ayudarme. Y me subí a mi habitación me pegué una ducha, me limpie los dientes y caí en un sueño muy profundo.

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Y ahí está, espero que OS guste .
Si tenéis alguna duda o pregunta o aclaración no dudéis en mandarme un mensaje y yo os respondo.

Supongo que publicare una vez por semana, porque me cuesta mucho ponerme a escribir.

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⏰ Última actualización: Jul 09, 2014 ⏰

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Tú mi carne y yo tu uñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora