1

4.9K 444 67
                                    

Jeon Jungkook, era un adolescente de apenas 18 años que vivía con sus padres en un pequeña casa. Es decir, yo.

Cursaba mi último año de secundario y según los sin cerebro de mis compañeros era un chico que dejaba mucho de que hablar. Me ficharon de "adolescente antisocial de mierda", aunque pensándolo bien, puede ser pero, prefiero mil veces eso a tener amigos tóxicos. Ellos decían que me gustaba la soledad, ya que siempre me encontraba solo desde que entraba al instituto hasta que salía.
Pff como si me conocieran, por lo menos me gustaría que se tomen el tiempo suficiente como para conocerme y poder hablar de mi, aunque siendo sincero, no me interesa lo que digan.

A decir verdad, no me gustaba la soledad, es más le temía, pero aprendí a lidiar con ella a lo largo de los años.
En el Instituto era solo un chico más que asistía a clases, alguien que pasaba
desapercibido entre la gran multitud.

Me defino como un adolescente rebelde o simplemente un chico con poco interés con respecto a las cosas que me rodean. Suelo meter la pata en donde no me incumbe y vestir ropa oscura y olgada. Es que es mucho más cómodo que llevar una de esas camperas pegadas al cuerpo, ustedes entienden.

Solía tener problemas en casa.
Mis padres la mayoría del tiempo discutían y aunque yo quisiera ayudar, simplemente me alejaba. Por este motivo, la mayoría del tiempo me encontraba fuera de casa, caminando solo, sin rumbo alguno.

Una tarde, luego de sonar el timbre que anunciaba el fin de las innecesarias clases, según mi punto de vista. Decidí ir a un parque que quedaba cerca de donde me encontraba. Al llegar, logré ver a lo lejos a un chico castaño. Si mi vista no fallaba, se notaba que era menor a mi y un tanto friki para mi gusto.
El castaño llevaba puesto unos lentes que ligeramente agrandaban sus ojos y una remera de dragón. Lo se es raro, ¿No?

Estaba sentado en plena vereda jugando con su celular, ¿Acaso no teme a que le roben?

Por lo que llegué a ver, el juego era uno de esos de magia, que se han vuelto tan populares últimamente. Pude observar que era un combate a muerte, donde magos se enfrentaban lanzando hechizos y pociones coloridas.

Y a todo esto, no me percaté de que me había acercado unos cuantos pasos hacia su encuentro.

De manera inmediata el castaño se dio cuenta de mi presencia, y ¿Cómo no hacerlo? Yo sobrepasaba su estatura y logré cortar con la luz del sol en donde él se encontraba.
Él volteó a verme un poco asustado al principio, pero luego de unos minutos me regaló una hermosa sonrisa, para mi gusto. Tenía una sonrisa rectangular, una que nunca había visto antes en mi puta vida y a pesar de eso, me encantó.

Luego de esta acción, posó su mirada nuevamente en mi, pero esta vez haciendo un recorrido de abajo hacia arriba y cuando su mirada conectó con la mía, olvidé como respirar.
Sentí mis orejas y mejillas arder como nunca lo hicieron, no se si fue por vergüenza o por como sentí un zoológico entero arrasar mi estómago. Pero luego de sentirme arder como el infierno, rápidamente posé mi vista en el suelo tratando de disimular mi rostro completamente sonrojado.

—Todo por culpa de esa jodida sonrisa—.dijo el azabache con una sonrisa ladina y soplando los cabellos que se habían posado sobre su frente.

Esa jodida sonrisa ; KooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora