De seguro han escuchado la frase "un clavo saca otro clavo" ¿verdad? Pues yo trate de ponerla en práctica. En teoría, si un clavo saca otro, una persona podía sacar a otra, o en su defecto, sanar lo que la otra persona habia herido, restaurar lo que había roto, dar esperanza a lo que la otra persona había dado por perdido. Funcionó, las primeras semanas, pero me dí cuenta que si bien un clavo saca otro, la ruptura, la herida misma permanece en el mismo lugar, con la misma profundidad.
Traté durante meses de olvidar a Jeremy, saltando de una persona a otra, de un club a otro, de trago en trago y de cama en cama. Mi psicológico me recomendó no salir a ese tipo de lugares, y pensar que si solo me causaba daño no era merecedor de mi presencia ¿Pero que carajos sabía mi psicólogo sobre eso? Una mierda. Él no sabía el poder que tenía la sonrisa de Jeremy, sus labios. No sabía que era lo que estaba sintiendo si no había vivido lo mismo.
Terapia tras terapia, una o dos veces por semana. Sin resultados. Me sentía igual de roto, igual de afectado. Y seguí con lo que estaba; en clubes.
Según Loren, mi consejera en la universidad, estaba dejando que me afectara demasiado, influyendo en la forma en la que me desenvolvía en clase. Según ella, era notorio, ya que incluso mis calificaciones estaban bajando y mis ánimos era notablemente menores.Despues de la primaria, misteriosamente me convertí en alguien popular. Todos en la escuela me conocían, todos me saludaban, todos estaban conmigo. No importa si eran de mi clase o de otra, pero sabían quien era yo.
Siempre estuve rodeado de un grupo de personas, de mis amigos, y al ver que esto no era mas así Loren se preocupó y me citó a su oficina. Recuerdo que fue ella quien me envió al psicólogo. ¿Acaso estoy loco? No lo creo, pero hablar si que me sentaba bien.Pero seguia ignorando su concejo de ni salir a clubes, pues según yo, eso me ayudaba a olvidar, por lo menos un buen rato.
Durante una de mis estadías en clubes nocturnos conocí a alguien, Juan era su nombre. Era un hombre muy atractivo, re rasgos finos, ojos y cabello claro, buen cuerpo, alguien que no podía ser ignorado. Juan era mayor que yo, mucho. Era notablemente mayor que yo, pero no me importó un carajo, esa era mi oportunidad de sacar el clavo para luego curar la herida. Juan era el sueño de todo muchacho en esa discoteca; alguien realmente atractivo, mayor y con capacidad monetaria. La pasé bien, no puedo negarlo. Me gustaba la idea de estar con alguien mayor, porque sabía que causaría revuelo.Recuerdo que una canción de Lana Del Rey me metió esa loca idea en la cabeza. "Uno por el dinero, dos por el show" resonaba la canción en mi cabeza. Y de cierta forma era lo que me pasaba. No era amor, era lujuria, deseo en su mas básica expresión.
Todo marchaba bien, o así fue por un tiempo, hasta que me sentí vacío de nuevo. ¿acaso esta mierda no acabará?
Salí con otras personas, en busca de amor, pero estaba buscando amor en los lugares equivocados. Mi madre me diría que el amor debe encontrarte a ti, no tu buscarlo, y creo que tiene razón. Cuando nos enfocamos en encontrar el amor, es cuando más nos alejamos de el y nos acercamos al dolor ¿Por qué? Ahora pienso que cuando estamos en busca del amor, estanos abiertos a personas, y estas personas no son del todo buenas. Ven tu necesidad de afecto, la huelen a distancia como si fuera un caro perfume y llegan para hacerte daño. Algunos a propósito, otros sin querer. Algunos lo hacen para curar sus propias heridas y otros para que sientas lo que ellos sienten, de cualquier manera que sea el resultado va a ser el mismo.Tardé mucho en ver la respuesta, aunque esta solución estaba justo frente a mi, mirandome fijamente a los ojos a través del espejo. Era yo. Si bien no podía amar con el corazón roto, yo mismo podía tratar de arreglarlo. Sin dañar a nadie, sin usar a nadie. Solo yo.
Amor propio era la solución, y parecía fácil pero no lo era. ¿han intentado sacarse una canción pegajosa de la cabeza alguna vez? Pues no se compara con sacarse a alguien del corazón, y es mas difícil aún cuando sigues amandolo. Pero debía intentarlo. Debía sacarlo para poder sanar, y sanar de verdad, no solo por una noche.
Me con senté en mi, en mis estudios, en mi trabajo, en mi familia. O al menos eso intentaba, pero era difícil cuando todo me recordaba a él. Las plazas a donde iba, la música que escuchaba, incluso mi lugar de trabajo, donde él constantemente iba a visitrme.
Renuncié a mi trabajo apenas pude conseguir otro. Uno que me mantuviera ocupado para estar pensando en trabajar y no en él. Pensé que si cambiaba de trabajo sería la solucion, no lo fue. Pensé que si dejaba de visitar los lugares que visité con él también su recuerdo se iria, y de cierta forma funcionó, pero el llegar a casa y que mi hermano y mis primas me preguntaran por Jeremy era algo que no podia evitar. Debía sacarlo de raíz ¿pero como hacerlo?
Prometí a mi mismo intentarlo costara lo que costara y logre sacar el dolor. Aún tenía su recuerdo, pero ya no dolía. Ya podía respirar de nuevo. Sentí que algo había cambiado y eso me gustó.
Me dediqué a mi mismo por unos meses, hasta que la soledad me consumió de nuevo y comencé a frecuentar clubes de nuevo. Conocí a otro chico, salimos por un tiempo, nos hicimos novios y todo iba bien, hasta una de mis recaídas. El recuerdo de Jeremy volvía a doler. Supongo que visitar los lugares a los que solía ir con Jeremy no era bueno, pero visitarlod con alguien más fue peor. No podía caer de nuevo, no quería ir mas a terapia, no queria escuchar una mierda más del psicólogo. Así que mandé todo a la mierda e hice lo que pensé que era la solución: huir.
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Confesiones de un corazón confundido.
Short StoryDiario y narrativa de Ryan Franco, donde se expresan sus más sinceros semtimiento y pensamientos. Alma, tinta, lágrimas y sonrisas estampadas sobre las hojas de su diario de amor, de tristeza, de miedo y esperanza.