O1

37 6 3
                                    

New rules Y.M

La época de celo para un omega era de lo más fatal.

Jimin lo sabía muy bien.
Pero gracias, o no, a la vida el nunca había experimentado aquello.
No hasta ahora.

Siempre había vivido como un simple beta, sin tener que usar neutralizador o cuidarse como si de su vida dependiera en las épocas de calor, o contar los días en que aquel tiempo llegara, o si bien, no tenía que lidiar con que los alfas hormonales y descarados le siguiera debido a el atrayente olor que un omega despedía.

Su madre siempre le contaba cuando tenían sus llamadas de cada fin de semana que ésta se acordaba que tenía un hijo, sobre las diferentes cosas que su padre resolvía o investigaba en la oficialía de policías.

Omegas violados, secuestrados, o usados a el antojo se la mafia más peligrosa en toda Corea.

Diferentes traficantes con un sólo deber.
Lastimar a los más indefensos en la escala de diferentes formas, sólo por complacerse hací mismos por medio del morbo. La mayoría de veces las víctimas eran hombres omegas, debido a que siempre su celo había sido más fuerte y atrayente al de una mujer.

Pero aquél no era el punto.

Se encontraba en sus clases normales de universidad, contaba con el ultimo bimestre para salir a unas merecidas vacaciones después de 5 meses de estudiar sin parar, sí, todo era una completa mierda, pero él como estudiante debía cumplir con aquello a la perfección por más que no le gustara.

Copiaba con rapidez lo escrito en la pizarra casi con su mano volando mientras paraba por algunos momentos girando su muñeca para relajar un poco esta después de tanto movimiento,  apoyado en un pulcro banco que compartía con su mejor amigo Taehyung que por decir de más era omega; unos feos calambres llegaron a su vientre bajo de manera rápida encogiéndose en su lugar dando un jadeo bajito debido al punzante dolor en aquélla zona.

Tae alarmado se volteó hacia el mayor mirándole o analizando su anatomía cuando un fresco y tierno olor a duraznos y algo de... Rosas? Inundó su nariz.
Olfateando disimuladamente buscando el receptor de aquel aroma topando su nariz con Jimin.

Sus ojos se abrieron a mas no poder agrandando ambas orbes

–Oh por dios Jimin. Te estás presentando –

El mayor demasiado asustado ante aquellas palabras se alzó de su lugar con piernas temblorosas casi cayendo al suelo de no ser por las manos de su compañero que le detuvieron al percance

No. Él no podía presentarse, él siempre había vivido como un simple beta, y no se molestaba con aquello, porque realmente le gustaba.

–Tenemos que ir a la enfermería por un supresor no puedes seguir aquí así minnie–

Habló Kim con su característica suave voz sacándole de su bruma.
El menor se levantó de su lugar tomando a Park de los hombros caminando a pasos lentos fuera del salón tratando de no caer debido a lo débil que se encontraba por el reciente acontecimientos, agachado mirando a sus pies no queriendo dar la cara a todos los alumnos en receso que le miraban o distinguían ya no como el beta que era.

Ni cuenta se había dado de que el timbre ya había sonado para aquél momento.

El mayor se sentía a morir, ahora todo tornaba sentido.

Sus cambios de humor, su forma de ser había dado un pequeño giro y hace pocos días había comenzado a distinguir los aromas de sus amigos, también su cuerpo había cambiado.

Se sentía mal, quería morir en aquél momento.

Sabía bien que su raza sería omega cuando un caliente liquido comenzó a descender por sus muslos.

Lubricante. Se trataba de aquella fea cosa.

Sus labios comenzaron a temblar y un devastador sollozo afloró de su boca.

Él no quería ser como los demás.

A sus 18 años recién cumplidos se comenzaba a presentar.

Fatal.

¿Su novio lo vería igual? ¿Yoongi lo toleraría con aquel feo olor que había desarrollado?
¿Seguiría queriéndolo ahora que se transformaba en un omega?

Entra todos sus pensamientos en un abrir y cerrar de ojos llegaron a la enfermería.

Sumido en problemas no escuchaba lo que Taehyung le decía a la enfermera sólo abriendo su boca para tomar una pequeña y amarga pastilla que según su amigo le ayudaría con sus feos calambres y dolor corporal.

Limpió sus lágrimas suspirando con pesadez tratando de prepararse para todo lo que le esperaba

–P-puedes llevarme a casa TaeTae?–

Con voz pequeñita preguntó recibiendo como respuesta un asentimiento.

Bajando de la fría camilla se dirigió a el locker del menor tomando las cosas de su acompañante y después las suyas avisando en dirección que no podría continuar en clases aquél día, y no mentía, en aquél estado no podía seguir manteniéndose calmado en media clase a lado de alfas y de más.

Treinta largos minutos después se encontraban ambos chicos en su apartamento después de una larga caminata, que nunca se había tornado tan difícil llevar a cabo para Jimin, no hasta ahora.

Tae había llamado a su madre pidiendo que trajera dos cajas de supresores en pastillas y rociadores para él, realmente los necesitaría, y él no podía ir a la farmacia por aquellas cosas tan básicas en su nueva raza.

Jimin estaba en su habitación en un pequeño nido improvisado que su amigo había echo sobre su cama con muchas almohadas y cobijas donde se acurrucaba y se hacía chiquito debido al dolor en su vientre.

Sí, tenía una erección que poco a poco comenzaba a molestarle con más fuerza.

Kim llegó a su habitación con una taza de té que sin vacilar tomó todo su contenido dejándolo en el buró a lado de él cuando ya había terminado el dulce líquido

–Tae... Puedes llamar a Yoonie? Creo que hay que contarle de... Esto–

Al parecer su vida cambiaría desde aquel fatídico día.

Y no, no había marcha atrás.

New Rules Y.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora