Nota 30

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Es la carta que más he tardado en hacer porque me resignaba a aceptar que te había perdido. Me negaba en rotundo a aceptar que realmente te habías ido y que este cuento de hadas que estaba viviendo contigo al fin había terminado. Y no con un final feliz, como a mí me hubiera gustado. De hecho, todavía sigo sin creerlo del todo, pero por mucho que intente autoengañarme, sé que esto es la cruda realidad. Ayer estabas. Y hoy ya no. Y no tengo la certeza de saber cuándo volveré a verte. Ni siquiera sé si volveré a verte. Me duele admitir que al final tenía razón. Te fuiste sin tener la menor idea de lo que sentía por ti, de lo mucho que te quería y lo mucho que todavía te sigo queriendo. Sin saber lo importante que ha sido para mí este año y medio a tu lado. Sin saber lo mucho que me has ayudado a superar las adversidades y a afrontar el nuevo curso con la cabeza bien alta, creyendo en mis posibilidades. Y al final lo he conseguido. Matrícula de honor. Sin embargo, mandaría a la mierda esa matrícula de honor que tantas lágrimas y noches en vela me ha costado si tú te quedaras a mi lado. Si decidieras seguir acompañándome en este camino que llamamos vida y en el que tan sola y perdida me siento en ocasiones. Me ayudaste a salir de ese pozo sin fondo en el que me encontraba y ahora tengo miedo de volver a recaer. Miedo de que tu partida vuelva a despertar en mi el dolor de aquellas cicatrices que tanto me ocupé de mantener olvidadas en el baúl de los recuerdos más tormentosos. Y que ahora, poco a poco se están resquebrajando. Sobretodo esa reciente a la altura del pecho, justo en el corazón. Sí, Noah. Esa la has causado tu al marcharte. Y no te culpo por ello. No estaba en tu sangre amarme. Pero solo quería decirte que te has llevado una parte de mi contigo. Y lo más probable es que esa herida jamás sane.

-Dan.

Si mi corazón te hablaseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora