Retrouvaille

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Jimin arreglaba su camisa con parsimonia, mientras observaba inseguro su reflejo en el espejo de cuerpo completo que compró para su pequeña esposa, Jisoo.

El cabello castaño claro (casi rubio), caía hacia atrás peinado con cuidado con poca gomina. Su esposa, emocionada, lo maquillo un poco con sombras y base porque Jimin era "naturalmente lindo", y no necesitaba realmente esto pero ya que estaban ahí, qué más da.

Alzó la vista una vez más al espejo, una camisa larga hasta los muslos, color celeste, unos jeans negros ajustados y mocasines negros sin ebilla.

No se sentía particularmente atractivo o seductor, tampoco buscaba dar esa imagen de sí mismo porque era un hombre casado, un padre de familia, era responsable y condescendiente, casi un príncipe para Jisoo porque no se merecía menos de él, ella era perfecta. Lastima que nunca fue la indicada pero eso no meritaba que tuviese menos que toda la disposición y afecto de Jimin; o al menos todo el que pudiese dar de sobra, que no estuviese destinado a Jihyun.

- ¿Sabes? Si tú me dices que no te agrada esta idea - trató, alisando sus mangas.

- No me uses de excusa, Park Jimin - sonrió su esposa, descansando sus manos detrás del cuello del castaño, depositando un tierno beso - Sal cariño. Es sólo el cumpleaños de Jongin, pásala genial y regresa tarde si te place y estás divirtiéndote.

- No es normal lo que dices ¿Te das cuenta? Deberías estar celosa y ponerme trabas para no salir a beber con amigos.

- Una mujer insegura de su marido, seguramente sí lo haría - reposó su mejilla en el pecho de su hombre - Pero yo sé que eres mío, amor. Además lo mereces, eres un amor de padre y un espléndido marido; cualquier chica que se te acerque está descalificada para hacerme desconfiar de ti. Porque no me haces sentir menos que hermosa, y eso no todas las mujeres pueden presumirlo de su esposo.

¿Ya lo veían? Perfecta.

- No deberías tener tanta de en mí.

- ¿Me has engañado alguna vez?

- Nunca.

- ¿Has pensado en hacerlo?

- No.

Lo respondió con seguridad, sin vacilar un segundo en ello porque ninguna chica le había echo querer flaquear su relación con Jisoo, y sus pensamientos hacía más de un año que se abocaban solamente a su familia y tratar de hacer felices a sus personas especiales.

Él la quería muchísimo como persona, y amaba las cosas preciosas que le dió, como su hijo, por ejemplo.

Una bocina sonó y ella se apartó de él, dando un dulce beso a su barbilla.

- Ese debe ser SungWoon, que vino a recogerte.

- Recuérdame por qué no puedo llevar mi carro...

- Porque lo llevé al mantenimiento antes de que venciera - contó divertida.

- Eres preciosa.

Se separó de ella y camino hacia la habitación de su hijo ya dormido, acarició su cabecita y se despidió encendiendo su luz de noche, pero apagando la del cuarto. Llegó hasta la puerta de salida con billetera y celular en mano, acomodandolos en los bolsillos delanteros de sus jeans (donde podían caber), y se encontró con sus amigos aún sin bajar del coche, mirándoles extraño, recibiendo unos ojos similares.

Su amigo le miró estupefacto cuando salió, enarcando una ceja hacia el copiloto, este se encogió de hombros, sonriendo. Woon sacó la cabeza por la ventanilla para gritarle.

- ¿Planeas confesarte en la iglesia? Está cerrada a esta hora, Park.

Taemin se carcajeo.

- Hombre, defiendeme - pidió Jimin - Soy un hombre casado.

La última vez [JimSu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora