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one shot-sin nombre xd

—¿Seguros que ya no quedan trabajos? En verdad necesito uno con urgencia —Mouque se miraba nervioso, quería un empleo, no importaba en qué, la verdad era que estaba ya muy aburrido en casa. Tenía que hacer algo de una vez por todas.

—Ya le he dicho que no, ahora retirese de aquí. Tengo trabajo por delante —dijo la gruñona pelirroja. A Mouque no le quedó de otra mas que irse y seguir siendo un mandilón, o eso era lo que creía su hermana mayor, Ashley. No era gracioso.

Camino de nuevo por sus rumbos, esperando un milagro o cualquier cosa que tuviera la palabra "empleo".

Pero no había absolutamente nada, nada para Bryan.

Alzó la vista un momento, y creyó ver a la persona mas hermosa que haya pisado la tierra jamás. Aquel chico de rizos muy bien definidos, con sus ojos cerrados quizá disfrutando de el aire chocando contra su rostro, sentado en el suave pasto. Nunca vio tanta paz en una persona.
Quién sabe cuanto tiempo contempló al chico, quizá lo demasiado para hacerle saber a una mujer que alguien observaba a su hijo. Ésta simplemente le miraba, por alguna razón Mouque se sintió intimidado y siguió sin más su camino.

Unas tres cuadras más y llegó a su casa. El rizado aun rondaba por su cabeza una y otra vez. Entro y fue directo a la sala de estar, se sentía tan cansado, había estado caminando desde las seis de la mañana.
Soltó un suspiro pesado y estiró los pies hasta la mesa de centro.

—¿Qué tal te ha ido, cariño? —su madre entró a la sala con dos tazas de té en mano, le tendió una a Bryan.

—Igual que siempre, nada. No hay nada en lo absoluto —sorbió un poco del liquido.

—Sabes que no debes, no me importaría cuidar de ti siempre...

—Yo debería cuidar de ti, mamá.

—No hagas caso a lo que tu hermana te dice, ella es mayor que tú. Además, lo que me importa es que estudies, este es tu último año. Tienes veintidós años, debes divertirte y dejar pasar por ahora los problemas ajenos. Y ya después es cuando debes trabajar, sólo recuerda que aún eres joven, ve y enamórate, sal y vive...

—Mamá, me harás llorar -sonrió cariñoso—. Te quiero mucho —dejo la taza en la mesita y abrazó a su hermosa madre.

Ella tiene toda la razón, después de que termine la universidad, deberá comportarse como tal. Pero, ¿enamorarse? No esta en sus planes, o mejor dicho nadie a aparecido aun.

[...]

Bryan quería volver a ver a ese hermoso chico, quería preguntarle su nombre y volverse su amigo.
Era por eso que emprendía camino a donde vio la tarde anterior al de rizos bonitos.

Bajo la mirada y la fijo en el suelo, era una moneda. Y sin pensárselo dos veces, la tomo y sonrió con triunfo. Al alzarse golpeó a alguien y por instinto lo sostuvo de sus brazos para evitar que cayera.
No podía creer lo que veía, era él. El chico de rizos bonitos. Sonrió y supo que este era su día de suerte.

—¿Quién eres? —pregunto el rizado sin atreverse a abrir los ojos. Bryan no supo que decir, sólo no quería dejarlo ir—. ¿E-eres tú, Jos? —murmuró con nerviosismo.

—¿Por qué no abres los ojos? —soltó de tope Mouque. Al rizado se le erizó la piel, él no conocía esa voz. Sintió un horrible miedo, no sabia que hacer. ¿Llorar? ¿Huir? No lo sabía con exactitud.

—¿Quién eres? —aunque no quería, su voz ya se había quebrado.

—Yo... Soy Bryan, perdón por asustarte. Por favor, no vayas a llorar, no te haré daño —dijo rápidamente, pues al rizado ya le brotaban lágrimas por sus mejillas.

Gay Breddy. ||BM||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora