Epílogo 2

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-gracias por venir Janet-

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-gracias por venir Janet-

-No se preocupe señor Stark-

-Por favor que duerman temprano, no dejes que comando dulces y....-

-Revisó que en verdad sean ellos durmiendo-

-¿Dulzura que haría sin ti? No me esperen hoy- se encaminó a la salida, se vio una última vez en el espejo de la entrada, su imagen había cambiado desde el día de su boda, enfundado en un Smokin hecho a la medida decidió analizarse con ojo crítico, los años ya se empezaban a notar en su piel, tal vez debería rasurar su barba, ¡nunca! Eso le daba el toque sofisticado que adoraba, nunca había sido un omega delicado y no comenzaría ahora, aún conservaba su cintura algo más ancha que antaño pero ya había tenido tres cachorros, si definitivamente era una un encanto maduro, solo debía descansar un poco y estaría como nuevo.

Salió para encontrar el auto Negro esperando, Frank bajo rápidamente para abrirle, cuando subió le preguntó si se había colocado el cinturón, aún después de todo seguían tratandolo como un cachorro, no lo culpaba la paranoia de Steve había contagiado al pobre beta, al arrancar pudo escuchar como el auto de atrás con los guardaespaldas los seguían

Las calles de manhattan siempre eran luminosas de noche, maría su pequeña niña tenía razón: de noche todo es mejor, el recuerdo de sus hijos lo lleno de añoranza, no, no era el, seguramente Steve debía de extrañarlo, apenas y se habían visto en la Semana, a pesar de llevar exactamente 17 años de feliz matrimonio aún se necesitaban como el primer día, había encontrado lo que tanto deseaba, un alfa que lo amara incondicionalmente, con todas sus manías raras y vaya que el rubio lo había aguantado en cada uno de sus disparates, como la vez que se golpeó por probar el autoemsamblaje de aquella máquina, o la otra vez que había originado una explosión destruyendo 3 habitaciones juntas, o la otra vez que había cortado todo por la mitad con el condensador prismático, y la lista seguia y seguía

Al fin se detuvieron en la entrada de la galeria que presentaría las obras, el talento en su esposos era innegable, su fuerte era la pintura, lograba plasmar la belleza en la vida cotidiana que el ojo ordinario no podría captar, y sus esculturas eran tan irreales, solo presentaba una o dos en cada presentación, era tan solicitado que una de sus obras se estaba exhibiendo en un museo de Praga, se ajustó las gafas oscuras para enfrentar a la prensa, cada uno de esos "buitres" buscada cualquier desliz para desacreditar su feliz enlace, después de todo algunos todavía consideraban peligroso a Steve, saludo firmó algunos autógrafos y entró

La música suave inundó el ambiente, el jazz de buen gusto hacia el ambiente acogedor, se retiró las gafas y comenzó el recorrido, el tema de la exposición si no mal recordaba era "momentos" algo sencillo para su gusto, el primer cuadro era de un edificio con sombras afiladas en escala de grises, recordaba bien eso, Steve había ensuciado sus cortinas de algodón Egipcio al tocarlas sin lavar la pintura de sus mano, jamás las recuperaría

Creciendo Juntos - StonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora