Los minutos, las horas, los días, las semanas, los meses y años corrían sin dar el tiempo de respirar y solo hacía de ello un sinfín de nuevas experiencias a lo largo de estos, la familia más extraña era sin duda la combinación de cierto Uchiha y un rubiecillo alegre quien animaba sus días como podía. Pero no estaban solos, no, había un tercero que llego de improvisto a sus cortas vidas y los hizo más unidos a partir de enterarse hace nueve meses que tendrían un nuevo integrante entre ellos.
Lo que antes parecía duro para ese alegre chico con el tiempo fue volviéndose algo más pasajero, no le restaba importancia pero aprendió a dejar de vivir demasiado en el pasado pensando en aquel ex-amor tan corto que tuvo, no por ser corto dejaba de importarle y no por esto dejaba de ser algo que le marco. ¿Cómo podía?
Volvió a sus labores de ninja una vez estuviera mejor recuperado tanto él como ese sello que mantenía al zorro en su lugar, costó, pero no se arrepintió. Ahora estaba sentado en uno de los escalones que daba al patio de aquella casa donde vivía con el único Uchiha vivo, Sasuke. Miraba lo que su hijo hacía sin perderle la vista en ningún momento fue su mayor satisfacción, solo un momento se despisto de este pequeño niño.
Menma que apenas tenía dos años de edad jugaba en el césped del jardín con algunos peluches y unos que otros juguetes a parte, algo le llamo la atención al pequeño quien se puso a reír al poder presenciar a "alguien". Se levantó como pudo y con chupete en boca y balbuceando fue hasta donde su padre para mostrarle lo que había visto.
Señalaba a un peluche de color blanco que tenía la similitud a una comadreja que le había comprado Sasuke desde que nació, Naruto no entendía que ocurría y solo asentía mientras este se mostraba "frustrado" por no conseguir una buena atención de su progenitor.
— ¿Qué paso? ¿Acaso quieres otro? — Lo tomo en brazos y lo sentó en su regazo mientras miraban hacia ese lado.
Pero el niño seguía con una insistencia latente, poco después se quedó callado y empezó a sonreír mientras alzaba los brazos al aire alegre. Para aquel chico se estaba tornando bastante cómico ver el cambio de actitud tan repentina en su hijo y solo negó con la cabeza.
Cosas de la edad seguro eran o eso quería creer en el fondo.
A partir de allí fue que todo dio un giro inesperado en sus vidas, desde ese pequeño instante donde el Uchiha-Uzumaki daba por iniciado su tierna etapa de infante que ya decía algunas palabras.
"Papá" "Abuelo" y "Mamá" haciendo énfasis en este último a Naruto quien lo veía más como a una figura maternal que a cualquiera, las veces que ambos adolescentes (porque eso eran todavía, ya que lo tuvieron a los dieciséis) iban a alguna misión, el menor se quedaba a cargo del maestro de estos. Kakashi era bueno con ese niño y lo cuidaba bastante, por ello el apodo de "abuelo" se lo tenía bien ganado.
Pocos sabían de la existencia o de quienes provenía ese bebé pues nadie debía saberlo o bien no tenía que enterarse todo el mundo, con el transcurso de los años ya lo harían pero no era el momento.
El pelinegro y el rubio solían llegar tarde de sus misiones y más que nada cansados hasta lo último, lo que más querían era descansar pues ya tenían en cuenta que su hijo descansaba luego de la ardua labor de su antiguo maestro. Era justamente una noche de primavera cuando los padres del mismo niño llegaron agotados más de lo debido y sin comer fueron a darse una ducha y dormir en la cama compartida que tenían, la cuna del infante estaba a pocos metros de ellos.
Una vez que el sueño los venció a los dos fue que dio el inicio de todo ese ruido que venía de Menma.
— ¡Papá! ¡Papá!
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Daddy will always love you
أدب الهواة"Y no importa que tanto tarde en volver, desde mi cielo yo te miraré. No olvides nunca que mamá estará contigo y que siempre estarás en mi corazón. Nos podremos conocer en otro momento, mi pequeño." -Papá