En aquel pueblo donde vivían podías ser profesor o poner un local o Bien, como muchos otros podrías irte a la ciudad más próxima. Steve optó por la tercera opción aunque eso significara levantarse en punto de las cuatro de la mañana, alistar sus cosas e irse en el primer transporte para llegar a tiempo al almacén de carga y descarga; no sin antes cruzar la calle con Sarah dormida en brazos, dirigirse a la tercera casa, tocar el timbre y esperar.
A veces llegaba a impacientarse por la demora pero era justo cuando la silueta de un recién despertado Tony le aminoraba el humor. La playera de tamaño grande no era otra sino la suya que alguna vez prestó y no volvió a tener en mano, un pants holgado y el cabello revuelto eran, para él, la imagen perfecta hasta el momento.
-Un día este horario te va a matar.- Mencionaba en un bostezo tratando de parpadear, dejó que pasara mientras sentía la mano del rubio acariciarte el cabello, gesto que sólo le provocaba volver a la cama y dormir como un oso invernando.
-Ya me acostumbré.- Murmuraba Steve acostumbrándose a la tenue luz que había en el pasillo. Esperó a Tony pero este le hacía señales con la mano de que siguiera su camino mientras bostezaba cerrando la puerta.
Subió las escaleras y se metió en silencio a la habitación de Peter, el cual no sé encontraba ahí así que supuso estaba en la cama con Tony. El castaño apareció en el umbral de la puerta y procurando no hacer ruido negó.
-Steve, no. Ven, déjala en mi cama con Peter.
Asintió sin chistar siguiéndolo hasta la segunda puerta del pasillo. La luz no ayudaba pero podía darse cuenta de cómo era la habitación de Tony, paredes blancas, marcos grandes con fotografías de paisajes, dos sofás individuales con una mesa circular, nada ostentoso y sin que ocuparan gran espacio, un tocador blanco y los buros a cada lado de la cama, sábanas del mismo tono y eso era todo. Una puerta para el closet y la otra para el baño. La mirada volvió hacía la cama, a simple vista parecía confortable sin embargo, antes de que sus pensamientos se desviaran algo más allá una mano le tocó el hombro.
-Se te hará tarde, te espero abajo.
Asintió mirando de reojo a Tony, una suave sonrisa se dibujó en el castaño dejando despacio el agarre para salir de la habitación. Steve llevó a Sarah apoyando una rodilla sobre el colchón y con mucho cuidado fue dejándola sobre la cama, depositó un beso en su frente seguido de un Te Amo, la cubrió con las sábanas dejándola seguir durmiendo.
Bajando las escaleras notó el aroma de café y canela, siguió el olor hasta la cocina. Tony estaba de espaldas hacía él y girando sobre su eje lo notó con dos tazas humeantes de café. Dejó la mochila y lonchera de Sarah sobre una de las sillas para aproximarse al castaño.
-Gracias.- Agarró una de las tazas y dio el primer sorbo observando a Tony cerrar los ojos haciendo lo mismo, dos...tres... al tercer sorbo notaba cómo las expresiones de su rostro cambiaban, como si tuviera una vitalidad llamativa. Justo como su madre cuando se levantaba en madrugada y tenía que beber café para despertar, despertar al tres sorbo claro estaba. Las espesas y largas pestañas se abrieron de par en par mientras un suspiro de alivio escucha, esos bellos ojos chocolate le miraban con un deje de misterio y fascinación, algo que todavía no podía entender en su totalidad. Antes de querer indagar más tuvo que detenerse con una fuerza de voluntad inmensa.- Tengo, tengo que irme o llegaré tarde. Gracias por el café, Anthony.
-Tony
-¿mmm?
-Steve, te he dicho miles de veces que me llames Tony pero bueno, ve y enciende la camioneta en lo que voy a ponerme los tenis.
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El ABC del Amor
RomanceTony Stark es un padre soltero al igual que Steve Rogers. Peter y Sarah son los mejores amigos y quién sabe, quizás su amistad ayude a que ambos padres se conviertan en algo más que sólo vecinos.